lunes, 29 de enero de 2018

Las pajitas de refresco se acercan a su prohibición



¿Recuerdan la cruzada ecologista en contra de las bolsas de plástico de los supermercados? ¡Qué bien les vino a las empresas de distribución! De golpe, para ser “más ecologistas que nadie”, empezaron a cargarnos entre 3 y 5 céntimos por una bolsita con la publicidad de su cadena. ¿Ha bajado el consumo de plásticos en España? Ni por asomo.

Sin embargo, por aquella costumbre tan humana (y tan española) de no reconocer los errores, a partir de marzo, cualquier establecimiento (no solo los supermercados) estará obligado a cobrar entre 3 y 30 céntimos por las bolsas de plástico, aunque por política de empresa prefieran regalarlas. Y se espera que queden prohibidas en 2020.

¿Servirá de algo? De poco si tenemos en cuenta que según un estudio de la revista Science, el 95% de los plásticos que llegan al océano lo hacen a través de sólo 10 ríos y todos ellos se encuentran en Asia (sobre todo en China e India) y África. Creo que en estos lugares el prohibir el uso de bolsas de plástico ni se les ha pasado por la cabeza. Y no veo a los ecologistas desplazándose allí para reivindicarlo.


Una vez conseguida la prohibición de las bolsas de plástico en Occidente, los “salvadores del planeta” han renovado sus objetivos y sus próximas víctimas van a ser ¡las pajitas de los refrescos! Ian Calderón, líder de la mayoría demócrata en la Asamblea de California, ha propuesto a la cámara un proyecto de ley que condenaría a los camareros que ofrezcan a sus clientes pajitas de plástico gratuitas. ¿Las penas? Hasta seis meses de cárcel y multas de 1.000 dólares.

Según Calderón, “debemos llamar la atención sobre el asunto de las pajitas de plástico de un solo uso y sus perjudiciales efectos sobre nuestros vertederos, ríos y océanos”. La propuesta se basa en una estadística: en Estados Unidos se usan 500 millones de pajitas al día. Teniendo en cuenta que en el país viven alrededor de 300 millones de personas, cada norteamericano usa más de una pajita al día.

No crean que esta concienzuda estadística la ha realizado una gran empresa privada o un departamento del Gobierno. No. A pesar de que los grandes medios (Washington Post, CNN, National Geographic, The Guardian, etc.) la han publicado con grandes titulares, el autor de la misma fue un niño de 9 años, Milo Cress, que empezó una campaña contra el uso de las pajitas en 2011. Preguntó en algunas empresas fabricantes, hizo sus cálculos y lanzó la estimación que hoy todos creen a pies juntillas.


Sinceramente, aunque el impacto en el medio ambiente no sea tan grave como nos quieren hacer creer, no me parece mala idea que sustituyan los materiales empleados en las pajitas por otros que sean más respetuosos con la naturaleza, ya sean papel, productos vegetales, etc. Cualquier medida que evite, aunque sea mínimamente, el deterioro del planeta, me parece recomendable. Pero es que los prohibicionistas no quieren que se utilice cualquier otro material; su objetivo es que nadie use pajitas de un solo uso. Y quizás aquí esté la respuesta a esta campaña furibunda: una de las empresas que la finanza, fabrica pajitas reutilizables. Y esas, aunque se tiren a la primera, parece que ya no ensucian.

Ni más ni menos que lo ocurrido con los fabricantes de bolsas reutilizables y las “asesinas” bolsas de plástico. Algún día abriremos los ojos y nos daremos cuenta de que la ecología, sólo tiene en cuenta el negocio.



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