Seguramente
Cataluña sea la avanzadilla de lo que ocurrirá, en términos económicos, en el
resto de España en unos pocos meses. Salvo honrosas excepciones, todas las
comunidades autónomas están a punto de quebrar (algunos ya lo han hecho pero
aun no ha salido a la luz pública) y las medidas a tomar para evitar esa
quiebra van a ser muy dolorosas.
¿Por qué Cataluña
es el ejemplo? Pues porque el resto de comunidades están gobernadas por el PP
(no todas pero casi) y aunque algunas ya han esbozado las primeras medidas de
austeridad, el grueso de los recortes vendrá tras las elecciones generales del
20 de noviembre. No vaya a ser que el electorado cambie de opinión (aunque yo
creo que sería al revés) y se queden sin el gobierno central. Por ello, quien
no se juega prácticamente nada ante la cita electoral (CiU) es quien primero
nos ha mostrado el camino de lo que vendrá. ¡Que Dios nos coja confesados a
partir del día 21!
Tras dos mandatos
consecutivos del tripartito de izquierdas (PSC, ERC e IC) las arcas autonómicas
ya no aguantaron más (Montilla, muy a su pesar, tuvo que emitir los famosos
“bonos patrióticos” a escasos meses de las elecciones ante el peligro de tener
que suspender pagos). Una vez llegado al poder, CiU se ha puesto manos a la
obra en el difícil objetivo de cuadrar sus maltrechas cuentas y, curiosamente,
lo ha hecho donde más duele y más polémica levanta: la educación y la sanidad.
Como si quisieran que los catalanes se rebelaran para ellos justificar así sus
exigencias de reforma de la relación fiscal con el Estado central (lean
ingresar más).
¿Y qué opinan los
ciudadanos ante todo esto? Ante la sorpresa de muchos, los catalanes están
bastante de acuerdo con los recortes. Según el último barómetro del Centro de
Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat de Cataluña, los encuestados
prefieren el tijeretazo (42%) a una mayor presión fiscal (35%). Es más, un 55%
aboga por rebajar el gasto público en su conjunto mientras que sólo un 23%
prefiere un incremento de la deuda pública.
Efectivamente,
los españoles en general y los catalanes en particular, nos hemos hartado de
pagar, pagar y pagar… para continuar igual de mal. Más impuestos especiales,
más IVA, más IRPF, mayores tasas… ¿y para qué nos ha servido?
Ahora bien, el
CEO en esta encuesta ha evitado por todos los medios preguntar en qué parcelas
preferirían los catalanes que se recortaran gastos. ¿Miedo a las respuestas?
No tenemos
ninguna duda en que, de haber podido contestar, los catalanes preferirían que
antes de eliminar profesores o camas hospitalarias, se recortasen otros gastos
mucho más superfluos, al menos durante este periodo de crisis. Estamos seguros
que elegirían conservar un ambulatorio a una de las cuatro televisiones
públicas que tienen en la actualidad o cerrar antes un organismo oficial de
dudosa utilidad que un instituto de enseñanza media.
Los catalanes
empiezan a estar cansados de tener que mantener decenas de miles de estómagos
agradecidos que pululan por embajadas en el extranjero, ayuntamientos (947
consistorios y 9.137 concejales), diputaciones provinciales (4 con 144
diputados), consejos comarcales (41 con 1.040 consejeros y 556 millones de
euros de presupuesto), Veguerías, Parlament de Catalunya, delegados culturales,
académicos de la lengua catalana… Pues lo siento, los políticos catalanes NUNCA
recortarán este tipo de gastos. Si no se nutriesen de todas estas sandeces,
¿qué argumentos esgrimirían estos nacionalistas de salón para perpetuarse en el
poder?
1 comentario:
Totalmente de acuerdo.
Los que ahora mismo están protestando por unas medidas en alguna comunidad autónoma, en otras lo acatan de buena gana (o por lo menos con resignación) porque es de su mismo partido político (son protestas más políticas que otra cosa); porque esa realidad la intuimos todos (no hace falta que nos lo digan).
Los recortes tarde o temprano tenían que llegar y mi humilde opinión es que cuanto antes lleguen, antes salimos de ésta. No se puede crecer, en estos momentos, a base de incrementar deuda.
Más recortes, menos impuestos!!
Un saludo.
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