domingo, 6 de noviembre de 2011

La burocracia “se come” la mitad del presupuesto de cooperación al desarrollo español



Inmersos en plena campaña electoral, los diferentes partidos políticos han hecho saber a sus potenciales votantes los programas que, según ellos, llevaran a cabo si los españoles les otorgan su confianza.
Como en este blog tenemos un enorme respeto por nuestros lectores, no vamos a hacerles perder el tiempo desglosándoles unas propuestas que, como siempre, están repletas de buenas intenciones, falsas promesas y mucha demagogia. Si quieren conocerlas pueden acudir a las páginas web de cada uno de los partidos: allá ustedes.

De la única que queremos hacernos eco es de una propuesta del Partido Popular que promete que, en caso de llegar al poder, reducirá las partidas de cooperación internacional. Desde la formación liderada por Mariano Rajoy argumentan que tal y como está nuestro país, estas ayudas deben quedarse aquí; que tenemos muchos ciudadanos necesitados y que ya vendrán tiempos mejores que permitirán retomar esta labor solidaria. Como no podía ser de otra forma, el resto de partidos políticos han puesto el grito en el cielo ante esta medida.
Cabría pensar ante esta reacción que la política de cooperación exterior llevada a cabo durante estos años por el Gobierno del Partido Socialista era completamente la contraria. Es más, si sólo nos fijamos en las abultadas partidas presupuestarias destinadas a estos fines, podríamos llegar a pensar que así era, pero, ¿dónde iba a parar realmente todo ese dinero?     


Existen numerosas agencias y organismos encargados de esta labor, pero pondremos como ejemplo las cuentas anuales correspondientes al ejercicio 2010 publicadas recientemente por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

De un presupuesto total de 963 millones de euros, 54 millones se destinaron a pagar los gastos de los 1.015 empleados de la agencia (369 funcionarios y 646 laborales), así como a los altos cargos de la presidencia, la secretaría general y las cuatro direcciones generales con que cuenta la entidad. Hay otra partida todavía más elevada: 69 millones de euros que se consumieron en gastos corrientes necesarios para el funcionamiento de la Agencia. Por tanto, el total de sueldos y gastos asociados de la AECID sumaron el año pasado 123 millones de euros, curiosamente la misma cantidad que la destinada a ayuda alimentaria y humanitaria para las zonas más necesitadas del Tercer Mundo (123 millones). Gastaron lo mismo en burocracia que paliando el hambre en los países más pobres; todo un ejemplo de buena gestión.


Pero los gastos, podríamos denominar “superfluos”, no terminan ahí. Durante el año 2010 se realizaron 355 cursos que nos costaron a todos los españoles 30 millones de euros (la partida de ayuda alimentaria para los países que padecen hambrunas fue de 22 millones) y 27 seminarios organizados por la AECID con un coste de 6 millones.

Otras partidas importantes fueron las que se destinaron a la publicación de 105 libros por valor de 1,2 millones o a la compra de 38.200 libros y revistas cuyo montante ascendió a casi 2 millones de euros.


¿En esto consiste la “cooperación al desarrollo”? ¿Desarrollo de quien? Queda claro con estas cifras: de los propios gobernantes que, enmascarándolo de solidaridad, enchufan a cientos de amiguetes (con sueldos de escándalo) para que se peguen la vida padre asistiendo a cursos y seminarios “todo incluido” a la vez que financian la publicación de las obras de otros “intelectuales afines” y compran todo lo que les ofrezca el grupo de comunicación “de cabecera” que todos conocemos.

Pues miren, estoy de acuerdo con la propuesta del PP: que todo lo que se llevan estos caraduras, se reparta entre todos los españoles.


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