A nadie le gustan
los recortes y menos aun si estos se producen en la educación de nuestros
jóvenes. Sobra decir que la mejor inversión que puede hacer un país para
garantizar su futuro es mejorar, optimizar y conseguir la máxima eficacia de su
sistema educativo para que las futuras generaciones estén convenientemente preparadas.
Pero esto no
quiere decir que se tenga que derrochar el dinero para conseguirlo. Por
ponerles un ejemplo, en una ciudad del norte de la provincia de Alicante, cada
plaza en las guarderías municipales supera los 7.000 euros por niño al año.
¡Más que muchas plazas universitarias! Supongo que tiene mucho que ver en este
dispendio el que asistan 95 niños y trabajen en la guardería 30 empleados
municipales.
Se puede estar
igualmente preparado si el sillón del director del colegio es de una tela económica
y no de piel de la mejor calidad; o si las estanterías son de contrachapado y
no de madera de nogal. Igual de preparados saldrán si los presupuestos son algo
más restrictivos, se olvidan de algunos gastos superfluos y todos, profesores,
padres y alumnos, arrimamos el hombro para que, con un poco más de sacrificio y
algo menos de dinero, las cosas, en vez de empeorar, mejoren.
No todos son de
esta opinión. Los profesores llevan medio año en pie de guerra; ya han
realizado manifestaciones, sentadas, encierros y alguna que otra jornada de
huelga. Amenazaban con protagonizar un mes de mayo calentito (en algunas
regiones habían programados hasta 6 días de huelga), pero al final parece que
todo se quedará en una huelga el próximo día 22 a la que se sumarán los
estudiantes.
Precisamente de
ellos queríamos hablar. A nadie se le escapa que en todas estas algaradas,
ellos son los más perjudicados (menos días de clase implican menor preparación)
a la vez que son los más influenciables de todos. Sus numerosos días de huelga
de este año han estado dirigidos, a partes casi iguales, por los profesores y
por los “misteriosos” líderes de los sindicatos estudiantiles.
Pero, ¿quiénes
son esos líderes? El periódico “La
Razón ” saca hoy a la luz los perfiles de algunos de estos
“representantes” estudiantiles. No tienen desperdicio:
- Alberto Ordóñez. Joven valenciano se hizo famoso durante las jornadas de protesta en Valencia en la que se produjeron importantes incidentes. Con 21 años, todavía estudia FP. En su perfil de Facebook se declara fan de Amaiur, de Castro y de Chávez. Firme defensor de las protestas violentas al estilo griego. "¡Viva Grecia y la lucha obrera! Este es el ejemplo que tenemos que seguir", decía. Hay que recordar que Ordóñez tuvo una gran repercusión mediática gracias al PSOE valenciano, que fue quien le invitó al Parlamento regional donde fue recibido entre aplausos.
- María José Romero Aceituno. A sus 29 años todavía sigue siendo representante estudiantil. Hasta el pasado fin de semana fue secretaria general de Creup (Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas). Romero lleva diez años estudiando Veterinaria en
- Tohíl Delgado. Desde 2008 secretario general del Sindicato de Estudiantes, organización de "izquierda, anticapitalista y revolucionaria". A pesar de que ya se licenció en Sociología, a sus 28 años sigue como representante estudiantil ya que optó por estudiar Antropología por
- Cristina Pastor Valcarcel. Sucesora de María José Romero Aceituno en
- Beatriz García. Con 27 años sigue estudiando Filosofía en
Estos son algunos de los personajes que más influyen, con
protestas y huelgas, en el caótico final del curso de nuestros estudiantes.
¿Alguien cree que después de cumplido un cuarto de siglo de vida y con sus
“carreras” enfocadas en el mundo político y sindical, se preocupan por los
derechos de los estudiantes de 14, 16 o 20 años?
No hay comentarios:
Publicar un comentario