martes, 4 de diciembre de 2012

Uno de cada cuatro españoles en riesgo de pobreza: La miserable herencia de Zapatero



Según la definición del INE (Instituto Nacional de Estadística), “la línea de pobreza se basa en los ingresos netos por unidad de consumo del hogar, entendiendo como tales los ingresos netos totales del hogar (renta del trabajo, intereses bancarios, alquileres percibidos, prestaciones sociales, etc. descontando el pago de impuestos) entre el número de unidades de consumo. El número de unidades de consumo se calcula de la siguiente forma: 1 para el primer adulto; 0,5 para el resto de adultos y 0,3 para los menores de 14 años.

La línea de pobreza o umbral de pobreza se fija en el 60% de la mediana de la distribución de ingresos por unidad de consumo de todos los hogares del país.

Se clasifica como pobre a todo individuo que tenga unos ingresos por unidad de consumo inferiores al umbral. Los que sobrepasan esta línea o umbral, no son pobres.”


Intentaremos traducir todo esto: en España, la media de ingresos netos por unidad de consumo es de 12.258 euros. Si aplicamos el 60% para conocer la línea de pobreza, nos resulta que si esa unidad de consumo ingresa menos de 7.355 euros al año, pues es pobre y si ingresa más, no lo es.

Por ejemplo: un hogar de una persona, deberá ingresar, al menos 7.355 euros netos; para el hogar donde vivan dos adultos (multiplicamos por 1,5), la cantidad sube hasta los 11.033 euros; donde vivan dos adultos y dos niños menores de 14 años (multiplicamos por 2,1) será de 15.455 euros y si viven dos adultos y tres jóvenes mayores de 14 años (multiplicamos por 3) los ingresos ya deberán ser de 22.065 euros. 

Ya se que España se ha convertido en un país de mileuristas (el que tiene suerte de estar trabajando), pero si contamos que de esas cantidades deben salir todos los gastos del hogar (incluida hipoteca), las cantidades que hemos mencionado antes parecen más bien escasas. Pues bien, uno de cada cuatro españoles ni siquiera llega a ese mínimo umbral.

Según  la oficina estadística comunitaria Eurostat con datos de 2011 (estoy convencido de que en 2012 no habrán mejorado), un 22% de la población está en riesgo de pobreza. En la Comunidad Europea, la media es del 17% y solo nos ganan a pobres Rumania, Bulgaria, Letonia, Hungría, Lituania y Grecia. ¡Todo un honor!

Curiosamente, la situación de privación material severa, es decir, no tener ni para pagar las facturas o mantener la calefacción del hogar es del 3,9%, muy por debajo de la media comunitaria del 8,8%. Está claro que la familia y la economía sumergida están salvando la situación desesperada de muchos españoles.


Hacia mitad de la pasada década, España era un país de gran pujanza económica, con uno de los mejores niveles de riesgo de pobreza de toda la Comunidad Europea y que llegó a superar en PIB por habitante a Italia y se acercó a la mismísima Francia. ¿Qué ha ocurrido? Las razones son muchas, pero todas se resumen en una: hemos tenido unos dirigentes deplorables que han dilapidado el mayor poderío económico que haya tenido España a lo largo de su historia más reciente, no han sabido reaccionar cuando han venido mal dadas y no han encontrado ni una mísera solución para salir de este embrollo cuando ya nos habíamos metido hasta el cuello dentro de él.

Y no desviemos la mirada hacia el actual inquilino de la Moncloa. Los datos son de 2011 y si bien es cierto que sus soluciones están dejando mucho que desear, ni ha provocado el caos ni ha tenido tiempo de arreglarlo.  


La culpa de todo esto la tiene ese iluminado que iba a aprender economía en dos tardes e inglés en una semana y que con el paso del tiempo estamos comprobando que no habría sido capaz de gestionar ni la comunidad de vecinos de una vivienda unifamiliar.

Zapatero (y todos los palmeros que le rodearon) nos dejó en la miseria más absoluta. Es lo que ocurre cuando se dejan las riendas de nuestro destino en manos de un individuo cuyo único mérito consistía en tener unos ojos bonitos.

1 comentario:

Jose Luis de las Muelas dijo...

Amén!

Lo que todo el mundo piensa y nadie dice.