miércoles, 23 de septiembre de 2009

Normas para evitar los atropellos en las ciudades

Del total de los fallecidos en accidentes de tráfico en las ciudades, casi la mitad fueron peatones atropellados. Las cifras marean.
Ante estos números, la pregunta surge de inmediato: ¿quién es el culpable de estos accidentes, los viandantes o los conductores? La respuesta es más compleja de lo que parece, pero sintetizándola podríamos decir que todos somos culpables.

Según un estudio realizado por el RACE (Real Automóvil Club de España) el perfil del peatón atropellado en España es el de una persona de edad avanzada, que cruza la calzada en entornos urbanos fuera de los pasos de peatones durante las horas del crepúsculo o de noche.
Fueron más lejos con su estudio: una cuarta parte de los peatones cruza habitualmente las calles fuera de los pasos de cebra, más de un 30% cruza con el semáforo en rojo y un 25% de los conductores no respeta a los viandantes ante un paso de peatones. Con estos números no es de extrañar que se produzcan tantos accidentes.

El tráfico en las ciudades ya hace tiempo que es un auténtico caos y la cosa va a peor: embotellamientos masivos, falta de aparcamiento, obras en todas las esquinas, radares traicioneros, semáforos estropeados, bocinazos, prisas, malos humos, ruidos... el caldo de cultivo ideal para que tanto peatones como conductores nos pongamos nerviosos. Y los nervios nos conducen a realizar acciones que en otro estado de ánimo no haríamos.
Pero lo malo de estas acciones es que pueden acabar en un grave accidente con nefastas consecuencias. Con unas pocas normas de urbanidad (como se decía antes) se pueden evitar.

Para los peatones, los consejos podrían ser los siguientes:
- Cruzar siempre que sea posible por un cruce de peatones regulado por semáforo. Antes de dar el primer paso, mirar hacia ambos lados por si algún conductor anda despistado.
- Por supuesto, cruzar cuando esté verde. Sobre todo, evite hacerlo en rojo cuando vaya acompañado de menores (¡menudo ejemplo!) o si ya tiene cierta edad (sus piernas ya no están para echar una carrera).
- Si no hay semáforos, cruce por un paso de cebra con buena visibilidad y, si es de noche, que esté bien iluminado. En invierno, cuando el sol está bajo, si cruza a contraluz del conductor puede que éste se deslumbre y no le vea. Les aconsejo que antes de cruzar comprueben que el vehículo que se acerca aminora la marcha y que su conductor mira al frente. Tampoco esperen a que el coche se detenga del todo para cruzar: es una pérdida de tiempo para usted y para el conductor. Cuando crucen, háganlo rápido y ¡por favor! no se detengan a mitad del paso de cebra a charlar con el amigo que viene de frente.
- En el caso (demasiado frecuente, por desgracia) de que no haya ni semáforos ni pasos de cebra en un kilómetro a la redonda, cruce por un sitio que tenga una buena visibilidad, nunca después de curva o cruce y sin obstáculos que dificulten la visión (furgonetas o camiones aparcados, etc.). Mire hacia ambos lados y no cruce si ve un vehículo sospechoso de poder darle un susto. Esperar 30 segundos le puede salvar la vida.
- No se quede hablando, ni pasee, ni se pare a mirar, ni juegue en medio de la calle. Aunque nunca pase nadie por allí, suba a la acera. Piense siempre que la calzada es territorio enemigo y que la acera es su hogar.


En cuanto a los conductores, todo se resume en dos palabras: respeto y paciencia. De acuerdo que algunos peatones nos sacan de quicio, pero piensen que, al final, todos nos desplazamos a pie por las calles, o sea, todos somos peatones.
Las recomendaciones son obvias:
- Párese ante los semáforos en ámbar. No apure al rojo porque puede calcular mal y algún peatón empezar a cruzar. No acelere ni enseñe el morro del coche antes de que hayan pasado todos los peatones, aunque su semáforo ya esté en verde.
- Cuando vea a un peatón cruzando un paso de cebra, frene con bastante antelación para que se de cuenta. Ganarán todos: él pasará más seguro y usted no tendrá que parar del todo su vehículo con lo que ganará tiempo.
- No gire las curvas demasiado rápido; no tendrá tiempo de frenar ni de esquivar al peatón que habrá en medio de la calle.
- Vaya siempre atento a la carretera. En zonas urbanas o semiurbanas, puede surgir un peatón de la nada.
- Lo de siempre; que un balón suelto estará perseguido por un niño, que los carritos de bebés siempre van un metro por delante de sus madres, incluso cuando salen de entre dos coches aparcados y sin visibilidad, que los perros con correa llevan a una persona enganchada dos metros por detrás...

Aparte de las bromas, tenga siempre un especial cuidado con los niños (todos lo hemos sido) y con las personas mayores (todos esperamos serlo) ya que son los dos colectivos más indefensos y que más sufren los accidentes de tráfico en las ciudades.
Por último, una frase que siempre dice mi padre: cuando ocurre un accidente, el conductor puede acabar con sus huesos en la cárcel; el peatón seguro que acaba con los suyos en el cementerio.

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