Como dicen los expertos económicos, “todo tiene su coste” y en el caso de la gripe A éste no será pequeño. Vaya por delante que el coste más grande, el coste irreparable, lo constituyen las muertes que ha causado y que causará la enfermedad; eso no se puede solucionar con dinero. Ese es el verdadero drama de la situación.
A pesar de que en un principio se temía que la enfermedad tendría unas consecuencias más catastróficas (a día de hoy continúa teniendo una tasa de mortalidad inferior a la de la gripe común), el coste que tendrá la pandemia puede hacer que se retrase considerablemente la recuperación económica que empieza a vislumbrarse en algunos países. Según el Banco Mundial, la gripe A tendrá un impacto sobre la economía mundial superior a los dos billones de euros, dependiendo de su duración y del porcentaje de la población que finalmente se contagie.
¿Cómo es posible que un virus menos mortal que el de la gripe común tenga un coste tan elevado? Sobre todo es debido a que se trata de una enfermedad con un alto contenido mediático.
A los pocos días de su aparición, todo el planeta conocía su existencia y las noticias relacionadas con la enfermedad abrían todos los informativos. Hablases con quien hablases, todos sabían dónde se habían producido los primeros contagios, cuantos enfermos había y, si me apuran, los nombres y apellidos de todos sus familiares. Es lo que tiene vivir en un mundo tan mediático: las noticias que hacen subir la audiencia siempre se destacan exageradamente.
Esta “sobredosis” de información ha provocado que el miedo entre la población haya ido en aumento con el paso de los meses. Ahora que llega el otoño y que, previsiblemente, los casos aumentarán de forma significativa, ese miedo que hemos ido incubando saldrá a la luz y las consecuencias serán graves: descenderá el turismo, con todos los sectores que ello arrastra, saldremos menos de casa, los restaurantes, cines, espectáculos y comercios lo notarán, aumentará el absentismo laboral y descenderá el consumo.
Tomando como ejemplo las economías de América latina (que ya han pasado el invierno austral), se estima que en el caso de España el coste será el equivalente al 5% del PIB o, dicho en euros, nuestra economía dejaría de producir por valor de 52.000 millones de euros. Lo que nos faltaba en estos momentos.
Esa “burrada” de millones, ese tremendo “agujero”, estará provocado por varios factores:
El primero, como ya he mencionado, viene de la mano del miedo al contagio: saldremos menos de casa, bajará el turismo, el consumo...
El segundo gasto extraordinario se lo lleva el desarrollo y producción de vacunas y antivirales (en este caso, alguien saldrá beneficiado), así como los gastos sanitarios que ocasionarán los miles de ingresos, consultas y vacunaciones que tendrá que afrontar nuestro sistema público de salud.
Y la tercera causa es el coste que tendrán que asumir las empresas. Si se cumplen los pronósticos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad, entre un 25 y un 30% de la población resultará afectada. Una cuarta parte de los trabajadores estarán de baja 7 días (es la cifra promedio) por culpa de la gripe A. Con un pequeño cálculo, teniendo en cuenta que el salario medio de cada trabajador se acerca a los 2.500 euros mensuales (según el INE), el absentismo laboral podría superar con facilidad los 3.000 millones de euros. A esta cifra, súmenle los gastos extraordinarios que se lleva la limpieza exhaustiva de las instalaciones, las mascarillas en algunas empresas, las charlas informativas...
Tal como les he dicho al principio, el coste más importante (e irrecuperable) es el humano. Pero el económico... les aseguro que lo vamos a sufrir.
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