Antiguamente, cualquier ciudadano acudía a la oficina bancaria donde tenía depositados sus ahorros, rellenaba un impreso, le reconocían la firma y el encargado de la caja le entregaba el dinero que había solicitado, siempre y cuando, claro está, el cliente tuviese suficiente saldo.
Esta modalidad de reintegro, como ustedes ya conocen, prácticamente a pasado a mejor vida. A menos que acuda al banco a retirar una suma importante de dinero o que se humille delante de los empleados reconociendo que no sabe usar el cajero automático, siempre le enviarán a que le atienda la dichosa maquinita.
Esta modalidad de reintegro, como ustedes ya conocen, prácticamente a pasado a mejor vida. A menos que acuda al banco a retirar una suma importante de dinero o que se humille delante de los empleados reconociendo que no sabe usar el cajero automático, siempre le enviarán a que le atienda la dichosa maquinita.
Por supuesto que tiene sus ventajas: trabaja las 24 horas del día y le evita tener que mirar a la cara a ese empleado que parece que le esté perdonando la vida cada vez que habla con usted. Pero también tiene desventajas: no hay forma de sacar la cantidad que a uno le apetece, en cuanto se despista le cobran una comisión que desequilibra su estabilidad financiera, en demasiadas ocasiones está fuera de servicio y, lo peor de todo, está expuesto a las sucias artimañas de los ladrones.
El número de incidentes en cajeros automáticos en Europa creció un 6% el año pasado alcanzando los ¡400.000 casos!, localizándose la mayoría de ellos en Reino Unido, España, Alemania, Francia e Italia.
Los métodos que utilizan estos cacos son de lo más variado, destacando los siguientes:
- Obtención de su número PIN, ya sea de la forma más rudimentaria que es mirando por encima de su hombro (luego le roban la tarjeta y ya lo tienen todo hecho) hasta las más sofisticadas técnicas de clonación que instalan mecanismos complejos en el lector de tarjetas del cajero, pasando por la instalación de pequeñas cámaras que le filman mientras teclea su número.
- Captura y recuperación de las tarjetas de los usuarios. Instalan una especie de muelle en la ranura que le impide sacar la tarjeta. Una vez usted abandona el cajero, acuden presurosos a retirarla.
- Detener la retirada de dinero en medio de una transacción. Igual que la anterior: en cuanto usted se va, ellos la terminan.
- Empleo de phising para obtener información de cuenta y PIN.
Y los más rudimentarios que emplean directamente la fuerza, ya sea destrozando el cajero o atracándole a mano armada apenas abandona el recinto.
¿Qué hacer? ¿No acudir más a los cajeros? Desgraciadamente esta opción ya no es factible, tal como hemos comentado más arriba. Por lo tanto, tendremos que seguir unas precauciones. Vamos con ellas:
- Tratar de usar los cajeros automáticos situados dentro de las entidades bancarias y no hacerlo en los independientes (aumentan los casos en aeropuertos, gasolineras y centros comerciales o de ocio) o fuera de las oficinas bancarias (hay que ser atrevidos para contar un fajo de billetes en plena calle). A ser posible que tengan una buena iluminación y estén a la vista. Si pueden, acudan acompañados.
- Vigilar que no haya cerca personas extrañas y, si no hay más remedio, que estén a una distancia considerable que les impida ver lo que están haciendo. Si no lo consiguen, abandonen el cajero y acudan un poco más tarde. Vale la pena.
- Comprobar que en la parte delantera de la máquina, así como en el teclado o en la ranura no haya nada sospechoso; algo que le parezca que se haya manipulado.
- Compruebe también que ninguna cámara apunte directamente al teclado (las de las entidades financieras no lo hacen). Cuando teclee su PIN ponga una mano delante que dificulte ver qué números está pulsando.
- Muchos cajeros disponen de un teléfono o de un botón de emergencia que le pone en contacto con la central de tarjetas. Si la ranura no le devuelve su tarjeta, si se para a mitad de la operación o surge cualquier otro problema, no dude ni un instante en utilizarlo.
- Comunique inmediatamente la pérdida de la tarjeta al banco. Quizá aún llegue a tiempo de evitar que le dejen en números rojos su cuenta.
- Consulte con frecuencia su saldo bancario y los últimos movimientos realizados.
- No deje nunca su número PIN al lado de la tarjeta. Aunque les parezca increíble, mucha gente lo continúa haciendo. Y no ponga como número secreto la fecha de su nacimiento: aparece en el DNI y como le han robado la cartera...
- Delante del ordenador de su casa, cuidado con los phising y las compras en sitios sospechosos. A ser posible, pague contrareembolso.
Y por último, si después de seguir todos estos consejos se encuentra con un maldito delincuente ante usted, entréguele el dinero y corra gritando ¡Fuego!. Es la palabra mágica ante la que todo el mundo gira la cabeza.
Piense siempre que su vida... no tiene precio.
PD. En el blog robocajeros.blogspot.com/ nos informan desde Argentina sobre otras modalidades de robos y en como evitarlas.
Piense siempre que su vida... no tiene precio.
PD. En el blog robocajeros.blogspot.com/ nos informan desde Argentina sobre otras modalidades de robos y en como evitarlas.
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