Con la llegada de la
crisis y la falta de trabajo en las grandes ciudades, no son pocos los
españoles que están pensando muy seriamente en la posibilidad de emigrar.
Aunque en esta ocasión justo al contrario que cuando lo hicieron hace algunas
décadas, ya fuesen ellos o sus antepasados: de la ciudad al pueblo. Incluso hay
un anuncio en televisión que fomenta la “adopción” de habitantes de las
ciudades por parte de los de los pueblos, ¿lo recuerdan?
Uno de los inconvenientes
(o una ventaja, según se mire) de los pueblos es su falta de infraestructuras,
la ruina de muchas de sus casas y la falta de servicios como, por ejemplo,
conexión a Internet. Algunas de estas carencias ya están siendo solucionadas
por la tecnología con conexiones vía satélite, mejora de las carreteras de
acceso o implantación de servicios básicos como la sanidad y la educación. Les
traemos hoy un ejemplo de lo que se puede hacer para solucionar otro de los
problemas: el estado deteriorado de sus casas.
La aldea de Somaén, en la provincia de
Soria, pertenece al pueblo de Arcos del Jalón y
desde hace dos décadas está viviendo un auténtico renacer de la mano de
la rehabilitación. Todo comenzó con la restauración de su castillo árabe del
siglo XI y, poco a poco, de la mano del arquitecto Manuel de la Torre, la aldea
entera ha cambiado totalmente de aspecto.
Como tantos otros municipios del interior
de la península, Somaén con 450 habitantes a finales del siglo XIX, fue
despoblándose con fuertes emigraciones a Madrid, Barcelona o Zaragoza. Hace tan
solo un par de décadas, la aldea apenas contaba con 20 habitantes de avanzada
edad instalados en la parte baja, dejando la parte alta, junto al castillo,
totalmente despoblada.
Fue entonces cuando el arquitecto Manuel
de la Torre, director general de la empresa Consolidaciones y Contratas,
dirigió la completa rehabilitación del castillo adaptándolo a los nuevos
tiempos con unas modernas instalaciones, fontanería y circuito de calefacción.
Más tarde le siguió la reforma de una antigua casona de rentas que hoy es el
Hotel la Posada Real de Santa Quiteria y, a partir de ahí, amigos de los
propietarios del castillo le encargaron la rehabilitación de algunas viviendas
existentes y la construcción de otras nuevas, consiguiendo edificar en poco
tiempo una renovada aldea en los aledaños del castillo.
Las 30 viviendas nacidas de este proyecto
son en su mayoría segundas residencias y responden a un patrón de vivienda
unifamiliar de 160 a
300 metros
cuadrados construidas con un amplio
salón-comedor cocina, dos y tres dormitorios, dos y tres baños, porche y
jardín. Estas casas, siempre respetando el entorno original, cuentan con
amplios ventanales, suelo y muro radiante y la recuperación de piezas antiguas
como puertas de forja, viguería de madera, teja árabe, pavimentos de barro...
Posteriormente se pavimentaron las
calles, se crearon jardines y se soterraron todas las redes de electricidad,
teléfono, alumbrado público, fontanería y red de saneamiento. Todavía existen
muchas viviendas por rehabilitar y parcelas vacías. Incluso se puede adquirir
uno de estos unifamiliares, llave en mano, por 1.400 euros el metro cuadrado.
De momento, y las fotos lo atestiguan, la
aldea ha recobrado la vida y la belleza que tuvo hace casi un siglo. Seguro que
hay cientos de pueblos repartidos por toda España susceptibles de una reforma
integral como ésta. Dejar las ciudades y volver a la vida más natural de los
pueblos empieza a ser factible.
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