Estoy
seguro que usted, amigo lector, se encuadra en el grupo de personas aseadas que
se lavan las manos correctamente varias veces al día, sobre todo tras realizar
alguna actividad que se las haya podido ensuciar o antes de las comidas o de
acostarse y con esto, crea que se encuentra libre de cualquier microbio que
pulule por los alrededores. Pues lo siento, a pesar de su prevención,
seguramente tiene millones campando a sus anchas por sus manos mientras lee
estas líneas.
Los
microbios son los organismos unicelulares más pequeños que se conocen. Para
hacernos una idea, millones caben en apenas un milímetro cuadrado. Y entre
estos microbios, los más peligrosos para la salud humana son los virus, las
bacterias y otros parásitos que pueden transmitir enfermedades.
Pero
lo más preocupante de todo es que los podemos encontrar en cualquier cosa que
tocamos diariamente y no solo en aquellos sitios que, a simple vista, parecen
sucios. Objetos cotidianos que pueden ser mucho más peligrosos que otros que
creemos que puedan estar infectados.
Les
dejamos una lista con los más peligrosos y, en algunos casos, los comparamos
con una taza de wáter, objeto que, a priori, puede parecer un foco de
infección.
- Billetes
y monedas. Son uno de los mayores focos de bacterias ya que, diariamente, pueden
pasar por muchas manos (que pueden estar sucias o tener alguna enfermedad),
sobre todo si usted es cajero o dependiente. Según un estudio de la Universidad
de Oxford, los billetes de la zona euro tienen una media de 26.000 bacterias
por billete.
- Carro
de la compra. De uso cotidiano, son tocados y arrastrados por infinidad de
personas. Cuidado porque no solo la barra con la que se empuja está llena de
microbios; también lo está la cesta donde depositamos los alimentos que después
comeremos.
- Mando
a distancia del televisor. De acuerdo que no sale de casa, pero son muchos los
miembros de la familia que lo tocan, a veces mientras están comiendo, otras
cuando están enfermos…
- Teclado
de ordenador. Sobre todo, son peligrosos los que se encuentran en un cibercafé,
en el hall de un hotel o en la sala de ordenadores de la universidad.
- Teléfono
móvil. Solemos tocar sólo el nuestro, pero cuidado con los ajenos porque una
pantalla de un smartphone, al estar en contacto con manos y cara, puede contener 600 bacterias por pulgada cuadrada, 30
veces más de las que hay en la taza de un inodoro.
- Estropajo
y esponja de cocina. Resulta paradójico en un objeto empleado para la limpieza,
pero puede que sea el objeto más peligroso de nuestros hogares. Una esponja llega
a tener 10 millones de bacterias por pulgada, 250.000 veces más que un asiento
de inodoro.
- Agarraderas
de metro, tren o autobús. ¿Cuántas personas de los miles que cogen un transporte
público cada día pueden estar resfriadas? Pues sepa que el virus causante de la
enfermedad puede sobrevivir 18 horas en superficies inertes como es el caso de
estos asideros.
- Botón
de ascensor. Pasan desapercibidos por ser tan habituales y parecen
insignificantes, pero los botones de los ascensores son tocados por muchas
personas cada día, sobre todo en hoteles y, lo más peligroso, hospitales o
clínicas.
- Pomos
de las puertas. En línea con el anterior. En los pomos de las puertas, sobre
todo de lugares muy concurridos, nos esperan las bacterias de la anterior
persona que ha entrado.
- Carta
de un restaurante. Un objeto en el que casi seguro que no había pensado nadie.
Los plásticos de las cartas pasan por las manos de miles de personas que
estornudan o tosen mientras la están leyendo, por no hablar de la carta de
postres, manoseada por quien ya ha comido. La carta es 100 veces más peligrosa
que el asiento del inodoro del propio restaurante. Lávense las manos tras tocarla,
antes de comer.
No
hace falta llegar a ser tan maniático como Sheldon Cooper en The Big Bang
Theory, pero tener un poco de cuidado no nos irá mal. ¿No creen?
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