Desde que empezó esta dichosa crisis, nos hemos cansado de escuchar, tanto a los sindicatos como al gobierno, que nunca se abordaría el tema de facilitar y abaratar el despido de los trabajadores. Pero, ¿es necesario hacerlo?
En un principio, los primeros en caer (en las empresas que no han tenido que cerrar, claro) fueron los trabajadores con contrato temporal. Eran mínimas las empresas que transformaban ese contrato en indefinido; cuando el empresario empezaba a tener exceso de plantilla, se deshacía de los últimos en entrar. Lamentable, aunque lógico.
Pero los empleados temporales no son infinitos y, cuando ya no ha quedado ninguno, el empresario se ha decidido a despedir a los fijos. En lo que llevamos de año, los trabajadores despedidos superan a los que han finalizado su contrato.
En teoría, deshacerse de empleados con muchos años en la empresa es muy caro.¿Cómo lo consiguen sin gastarse mucho dinero?
Existen dos fórmulas: la primera es mediante un ERE (Expediente de regulación de empleo). Hay varias modalidades ERE de reducción de jornada laboral, ERE temporal, ERE de extinción de contratos... Pueden encontrar más información aquí y aquí.
De los 685.000 trabajadores despedidos durante el segundo trimestre de este año, unos 80.000 lo fueron mediante este procedimiento, es decir, un 12%. ¿Cómo fue despedido el 88% restante?
Eso es lo que nos preocupa e intentaremos explicarlo a continuación.
Los empresarios están utilizando dos formas básicas para hacerlo: el despido objetivo por causas económicas y el despido disciplinario o exprés.
El despido objetivo resulta muy simple, sobre todo en estos tiempos de crisis: la empresa propone unos despidos y alega que la causa del despido obedece a razones económicas y que amortizar ese puesto supone una disminución automática de los costes de personal que contribuye a aliviar la cuenta de resultados.
Si presentan correctamente toda la documentación y en los plazos previstos por ley, el juez le dará siempre la razón al empresario (recientemente, el Tribunal Supremo ha avalado este tipo de sentencias). La indemnización que percibe el trabajador es para echarse a temblar: en el mejor de los casos (más de 18 años de permanencia en la empresa) apenas percibirá un año de salario.
En el improbable caso de que el juez dicte sentencia a favor del trabajador, el empresario deberá readmitirlo o bien indemnizarle como si se tratara de un despido disciplinario improcedente. O sea, le costaría lo mismo que si lo hubiese echado sin alegar despido objetivo. El empresario tiene mucho que ganar y nada que perder.
Pero aun siendo malo, todavía existe otra modalidad más rocambolesca. Se trata del despido disciplinario exprés.
Con independencia de la situación económica por la que atraviese, la empresa puede deshacerse de un trabajador de una forma sencilla, rápida y bastante más barata que siguiendo los cauces habituales. El mismo Estatuto de los Trabajadores da a las empresas la opción de adelantarse a reconocer la improcedencia del despido disciplinario y correr al Juzgado a depositar allí la indemnización del trabajador. De esta forma, no se tiene que esperar a que el trabajador impugne el despido, a que el tribunal dicte sentencia (normalmente, en estos casos le dan la razón al trabajador) y, encima, se ahorra todos los salarios de tramitación que debería pagarle.
El Tribunal Supremo ha hecho una interpretación asombrosamente flexible de esa posibilidad que da el Estatuto de los Trabajadores (¿en qué estarían pensando los sindicalistas que aceptaron esta norma?) beneficiando totalmente a los empresarios.
Les deseo que no tengan la desgracia de encontrarse en un futuro en ninguna de las situaciones que he descrito pero, de ser así, nunca firmen la carta de despido, y en todo caso, añádanle la frase "recibido y no conforme" y no duden en acudir a un buen abogado laboralista o a los servicios jurídicos de los sindicatos para asesorarse y defenderse. Es casi seguro que causará baja en su empresa, pero “rasque” todo lo que pueda. Sin miramientos. Piense que el empresario no los ha tenido con usted.
Más información sobre despidos aquí.
Tal como les decía al principio, ¿seguro que los despidos en España no son fáciles y baratos?
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1 comentario:
Muy bonita la frase de cabecera!!
Pero nada que ver con el articulo...ahi sigamos alentando a los trabajadores a que jodan a los empresarios ²sin miramientos² asi tendremos simplemente la sociedad que tenemos en Espana ni mas ni menos: resentimiento, odio, envidia...
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