jueves, 28 de enero de 2010

Como donar una cocina u horno solar a los damnificados de Haití

No habíamos escrito hasta ahora sobre la desgracia que ha asolado Haití. Los medios de comunicación se han volcado con el terremoto y poco podíamos aportar desde este blog.



Los habitantes de los países ricos han olvidado sus penurias económicas provocadas por la crisis y han aportado una gran cantidad de donaciones para intentar paliar el desastre.
Desgraciadamente, la catástrofe esta dejando de ser noticia y pronto apenas aparecerá en la prensa y la televisión. La consecuencia de ello será que la mayoría nos enfrascaremos en nuestros quebraderos de cabeza diarios y apenas recordaremos las dantescas imágenes de los damnificados haitianos. Las donaciones disminuirán hasta desaparecer y los habitantes de la nación más pobre de América padecerán, durante la mayor parte de sus vidas, penurias que los occidentales solo podríamos imaginar en la peor de nuestras pesadillas.
Desde aquí les animamos a que no olviden a esta pobre gente y que continúen realizando aportaciones en las diversas ONG que operan en aquel país. Cualquiera vale. Caritas, Cruz Roja, Manos Unidas, Ayuda en Acción... Todas llevaran a buen puerto sus donaciones.

Pero las ayudas no siempre tienen que estar basadas en la comida, medicamentos o tiendas de campaña. Existen otras formas de colaborar en la subsistencia y posterior desarrollo de esta pobre gente. Una de ellas es la que hoy les traemos a nuestra página: los hornos y cocinas solares.



Ya hemos dicho que Haití, antes del terremoto, era la nación más pobre de toda América. Imaginen ahora. Sus carencias (en todos los ámbitos) son enormes. Por desgracia, no han tenido la suerte de contar con reservar petrolíferas ni de gas y, por lo tanto, su escasez energética es total. En Haití solo queda en pie el 4% de su masa forestal, el resto se ha usado como combustible. Ello conlleva la perdida de fertilidad y la erosión de sus suelos.
Después del terremoto, ¿cómo dar de comer a cientos de miles de personas hambrientas, en un país devastado y deforestado, donde el carbón de leña se vende a precio de oro y el día a día se convierte en una lucha por la supervivencia? De poco sirven las donaciones de alimentos si luego no se pueden cocinar.



Este problema ya tiene una solución en el mercado; se trata de las cocinas y hornos solares. Este invento, que lleva varios años comercializándose, se ha utilizado hasta ahora para conseguir que una fuente inagotable de energía, el sol, ayude a las personas del tercer mundo a cocinar los alimentos. Gracias a ellas, los niños y las mujeres de estos pueblos han dejado de acarrear durante largos recorridos pesadas cargas de madera, a la vez que han evitado la deforestación y han contribuido a erradicar enfermedades provocadas por aguas contaminadas, ya que sirven tanto para cocinar alimentos como para purificar el agua.
Ahora, a raíz de los acontecimientos acaecidos en Haití, las empresas fabricantes de estos “inventos” están desarrollando campañas solidarias con el fin de que los habitantes de los países industrializados las puedan enviar a aquel país como donación.

En Estados Unidos (aunque se puede aportar nuestro granito de arena desde cualquier lugar del mundo) la empresa Sun Oven International dispone de dos tipos de hornos solares: uno de tamaño familiar, capaz de alimentar hasta ocho personas, con un precio de 299 dólares y otro, mucho más grande, destinado a proporcionar comida a aldeas de unos 1.200 habitantes, con un precio de 10.500 dólares.



En España, la compañía Alsol está también gestionando la financiación y el envío de sus populares cocinas parabólicas a Haití. Poseen varios modelos y sus precios oscilan en una banda entre los 100 y los 150 euros.
En ambos casos, se puede aportar la cantidad total que vale la cocina u horno solar (puede hacerlo una sola persona, un grupo de amigos o una empresa, por poner unos ejemplos) o pueden aportar una cantidad menor para entrar a formar parte de un equipo de donantes. La compañía norteamericana la hace llegar hasta Haití mientras que la española la deposita en unos almacenes en Barcelona para que una ONG la lleve hasta la isla.

¿Recuerdan aquello de que “si le das un pescado a un necesitado, no pasara hambre ese día; si le enseñas a pescar, no tendrá hambre nunca mas”? Pues por ahí va el tema.
Si a usted le gusta que sus donaciones tengan un efecto inmediato en las personas que lo necesitan y que, a la vez, perdure en el tiempo, esta es una buena alternativa para ser solidario.

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