Dicen las malas
lenguas que como a Francisco Camps, hasta hace un año Presidente de la Generalidad Valenciana ,
no había forma de quitárselo de encima, fueron los mismísimos compañeros del
Partido Popular los que le “fabricaron” la trampa de los trajes “gratuitos”
para sacarlo del poder de una forma relativamente honrosa, consiguiendo,
además, que la oposición se distrajese con un asunto nimio durante varios años
y sin que el partido sufriera con ello. Y la verdad es que, de ser cierto, la
jugada les ha salido tal como habían previsto.
¿Y por qué
querían sacarse de encima a un líder que ha arrasado en todas las convocatorias
electorales a las que se ha presentado? Motivos hay muchos, desde continuos
enfrentamientos con otras sectores del partido en la región hasta desavenencias
con la dirección del partido a nivel nacional. Pero, sobre todo, porque sus
mandatos se han caracterizado por ser un auténtico desastre a nivel económico.
Recientemente se
han publicado las cuentas autonómicas correspondientes al ejercicio 2011 y, una
vez más, la
Comunidad Valenciana ha batido records... a la hora de
acumular deudas. Los números asustan. Intentaremos sintetizarlos:
En apenas doce meses, la Generalidad pasó de
mantener deudas con sus acreedores por importe de unos 19.200 millones a tener
obligaciones pendientes de pago por 26.328, más de 7.000 millones de diferencia
al alza. Esta cantidad total equivale al montante de dos presupuestos anuales
enteros, es decir, si el gobierno Valenciano paralizara todas sus actividades durante
dos largos años, podría saldar sus deudas. O bien, que cada valenciano sacase
de sus bolsillos la nada despreciable cantidad de 5.000 euros.
Pero lo peor de todo es que ese incremento se corresponde,
en su mayor parte, con un aumento de los acreedores a corto plazo en cerca de
6.000 millones a raíz de la decisión del Gobierno de aflorar recibos pendientes
de abonar a proveedores.
Por si todo esto fuese poco, existe un gravísimo problema de
liquidez. Al cierre de 2010, el fondo de maniobra (indicador que mide la
diferencia entre lo que la
Generalidad debe ingresar y pagar a corto plazo) alcanzó
niveles negativos por valor de 8.080 millones, 900 millones más que en 2009.
Era un récord histórico. Pues bien, la liquidación de las cuentas del Consell,
actualizadas a 31 de diciembre de 2011, todavía es peor: el déficit de liquidez
casi se ha duplicado y alcanza los 15.525 millones de euros. En sus “cartillas
de ahorro” apenas figuraban 260 millones de euros a fin de año; cantidad
ridícula cuando nos movemos en estas cifras astronómicas.
Seguro que muchos pensarán que todas estas deudas están
avaladas por el patrimonio de la Generalidad. Pues , lo siento, pero estarían
equivocados ya que la suma de sus bienes apenas supera los 7.000 millones de
euros. ¿Qué ocurriría si la
Generalidad se gestionara como una empresa? Pues que,
simplemente, estaría en supuesto legal de quiebra con un patrimonio negativo de
8.500 millones. O sea, que ni vendiéndolo todo lograrían pagar la mitad de lo
que deben.
Y mientras todo esto ocurría (y se le permitía desde el PP de Madrid ya que es imposible que no supieran nada) los “bobos” de la oposición (PSOE e IU) se entretuvieron durante más de tres años preguntando, semana si, semana también, por las facturas de unos miserables trajes que, en el mejor de los casos, valían unos pocos miles de euros. ¡Populismo al poder! ¡Que los españoles entendemos de trajes pero no de números!
El ejemplo valenciano, siendo uno de los más graves, se
podría extrapolar al resto de España; salvo honrosas (y escasas) excepciones,
ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central han seguido caminos
similares. ¿Todavía se extraña alguien de que con estos mandatarios y con esta
oposición nos encontremos en la crítica situación en que estamos?
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