jueves, 5 de julio de 2007

BIOCOMBUSTIBLES: SI O NO



Leo estos días en Elmundo.es y en la agencia EFE dos noticias contradictorias sobre los biocombustibles.
Por una parte se reseña que la organización ecologista Amigos de la tierra denuncia que en Indonesia se están talando árboles y quemando bosques enteros para poder plantar palma para con su aceite producir biocombustibles. Piden que la Unión Europea se replantee la normativa para incrementar el uso los mismos (obliga a que el 10% de los combustibles de automoción sean de origen agrícola antes de 2020) y ponen en duda la validez de los biocombustibles en la lucha contra el cambio climático, puesto que parece ser que para fabricar etanol se requiere más energía que para producir otro tipo de combustibles.
Aparte, la ONU ha señalado recientemente que la demanda de tierra para producir biocombustibles podría suponer un peligro para el medio ambiente y provocar una escasez de alimentos, que afectaría, sobre todo, a los países pobres.
Por otra parte, el presidente de Brasil, Lula da Silva ha dicho hoy en una conferencia internacional sobre biocarburantes que se celebra en Bruselas, que en su país está reduciéndose el hambre a la vez que aumenta la producción de biocombustibles. También ha dicho que el desarrollo de los combustibles vegetales permite, a la vez que reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, favorecer las economías de los países pobres, puesto que la tecnología y el conocimiento para cavar un hoyo y plantar una planta oleaginosa la tiene cualquiera.
Hasta aquí la noticia: un grupo ecologista dice que son malos y el líder de un partido de izquierdas dice que son buenos. ¿A quién creer? Pues no lo sé. Está claro que talar o incendiar árboles, aparte de un crimen, es contraproducente: difícilmente reduciremos el dióxido de carbono con el biocombustible si antes nos hemos cargado el árbol que nos ayuda a eliminar el dióxido de forma natural. Estas aberraciones se deben de perseguir hasta conseguir erradicarlas.
También es verdad que hasta hace pocos meses todo el mundo hablaba maravillas de los combustibles vegetales y ahora han surgido bastantes voces discordantes. ¿Qué ha ocurrido últimamente para que algunos hayan cambiado de parecer?
En este mundo, casi todo se basa en la economía. Las razones de Lula son claras: Brasil es el máximo productor de caña de azúcar. Si aparte de crear seis millones de puestos de trabajo consigue mitigar el cambio climático su parecer está justificado.
Las razones de estos ecologistas son mucho más dudosas. ¿Ya no les parecen bien los biocombustibles? ¿Quieren que el mundo se siga moviendo con el petróleo y el gas? ¿Será que el presidente de los Estados Unidos ha apoyado públicamente el uso de los biocombustibles para que disminuya la dependencia del petróleo?
Resulta curioso que las primeras críticas hayan surgido de los gobiernos populistas de América central (en teoría muy amigos de Lula). ¿Temen quedarse sin el poder económico que da el petróleo de Chavez? Es lógico que tanto Fidel como Ortega y Morales apoyen la teoría de que la gente pasará hambre si se cultivan los campos para producir combustibles vegetales: se pueden quedar sin el maná del petróleo de Venezuela, pero ¿qué ganan los ecologistas de Amigos de la tierra?
El ecologismo no se puede estar mezclando continuamente con la política. Los ecologistas son muy necesarios para que podamos tener una mejor vida y un futuro razonable. El ecologismo no es de derechas ni de izquierdas y no debe estar siempre en contra de lo que digan unos y a favor de lo que digan otros simplemente por que sean de un partido político o de otro.
Y un último apunte: el señor Puentes de Amigos de la tierra considera que “existen opciones seguras a corto plazo para reducir las emisiones, como el fomento del ahorro y de la eficiencia energética, junto con una decidida apuesta por la energía solar”
Vuelva de Utopía, señor Puentes. Cada día se consume más energía, no podemos luchar con ideales adolescentes contra la cruda realidad y lo que hay que hacer es conseguir que esa energía no contamine. ¿Cuántos millones de kilómetros cuadrados quiere usted instalar con paneles solares para producir la energía que se necesita a fecha de hoy? ¿Y para la que se necesitará dentro de diez años? ¿Y dentro de veinte? Busquemos entre todos otras soluciones complementarias. Aunque a los Estados Unidos les parezcan bien.

- Paco, ¿tu apagas las luces de tu casa cuando no las necesitas?
- Pues claro, soy un ecologista y cuido del medio ambiente.
- ¿Y las de otros sitios que no sean tu casa?
- No, esas no.
- ¿Por qué?Hombre, pues porque no es lo mismo. La factura no la pago yo.

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