Ya hace aproximadamente un mes que visitó las Islas Canarias, el Mesías del calentamiento global Al Gore y continuo leyendo noticias sobre este señor que, como cualquier hijo de vecino, buscaba como forrarse más de lo que estaba y lo ha encontrado con el tan cacareado cambio climático (calentamiento global no, porque así, cuando hace mucho frío o cuando llueve o cuando no llueve o cuando... también pueden achacarlo a la mano perversa del hombre)
Y digo lo de forrarse porque cuando vino a Canarias dio dos conferencias a 240.000 Euros cada una (si, han hecho bien el cambio, 40 millones de pelas), se tiró tres días viviendo como un rajá en un complejo hotelero de superlujo y montó en toda clase de vehículos desde yates de jeque árabe hasta últimos modelos de coches de lujo ecológicos.
¿Quién pagaba todo esto? Pues una parte lo financió el gobierno de Canarias (o sea todos) y la otra parte más importante la pagaron empresarios locales. Empresarios, la mayoría de ellos, que se han enriquecido en los últimos quince años con los negocios de la construcción (el tan odiado ladrillo de los progresistas) y que alguno de ellos incluso ha estado detenido en el transcurso de la reciente operación Góndola contra la corrupción urbanística en el municipio de Mogán. ¿Les parece contradictorio que gente que en teoría son “capitalistas especuladores” se alíen con el icono del ecofanatismo?
Pues tampoco debería de extrañarnos mucho. Al fin y al cabo, Al Gore es un multimillonario norteamericano que entre sus muchos negocios posee industrias mineras consideradas como de las más contaminantes del planeta y en su “pequeña” mansión gasta electricidad anual por valor de 30.000 Euros (si, han leído bien).
Ya he escrito otras veces que debemos de cuidar con mimo a nuestro planeta si no queremos suicidarnos junto a él y que de lo que hagamos ahora dependerá que en el futuro podamos disfrutar de una vida mejor o, por el contrario, no disfrutemos de ninguna vida. Pero lo que si tengo claro es que si tenemos que depender de lo que se le ocurra hacer a este nuevo Mesías del Apocalipsis (en su propio beneficio, que no nos engañen) el futuro lo veo negro, pero que muy negro.
Y encima le dan el premio Príncipe de Asturias. Pero ¿quién concede estos premios?
- Eso del cambio climático no lo entiendo.
- Pues está claro, don Graciano. Las personas, con los coches y las industrias contaminamos y el planeta se está recalentando.
- Pues por eso no lo entiendo. Cuando yo era un niño no había casi coches, ni electrodomésticos y las fábricas eran de juguete y sin embargo en verano hacía un calor que el carajo y se pasaba meses sin llover. ¿Qué ha cambiado?
- No sé, se lo preguntaremos al señor Gore.
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1 comentario:
esta muy buena estaba haciendo un trabajo y en todos los sitios web ablan bien de Al Gore en cambio a qui es como ver las dos caras de la moneda lo superfisial y lo verdadero.
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