jueves, 14 de octubre de 2010

Anglada: “No queremos musulmanes ni en Cataluña ni en España”



El pasado día 6 se presentó, en un céntrico hotel de Madrid, el libro titulado “Sin mordaza y sin velos” del líder del partido antimusulmán Plataforma per Catalunya, Josep Anglada, quien se presenta a las próximas elecciones de noviembre a la Generalitat.

Según su autor, el libro pretende"enterrar la dictadura de lo políticamente correcto" y en la presentación, aparte de la frase con la que titulamos este post, se despachó con otras “lindezas” como estas: "nos va a tocar a los españoles expulsar a los musulmanes de nuestro país" o "no queremos que Turquía entre en la Unión Europea y no queremos musulmanes en Cataluña, ni en España ni en Europa", además de arremeter contra el ex presidente José María Aznar porque "abrió las puertas a la inmigración" o contra el ex presidente del F.C. Barcelona, Joan Laporta diciendo que "Cataluña, mal que les pese a esta manada de independentistas, será siempre España".


No crean que fue el único que subió al estrado. La presentación del acto corrió a cargo de Enrique De Diego, líder de la 'Plataforma de las clases medias', un movimiento ciudadano que propone, entre otras cosas, luchar contra la islamización del país, promover la reforma de la Ley electoral y erradicar cualquier subvención con fondos públicos destinada a actividades culturales.
Este señor (que también ha escrito un libro titulado 'Chueca no es Teherán' y, asimismo, quiere presentarse a la alcaldía por Madrid) ofreció a los asistentes algunas frases que no desmerecían, en absoluto, a las pronunciadas por Anglada: "nosotros somos los que tenemos la libertad y la defendemos; ¿cómo va a ser de extrema derecha estar contra el Islam?" o "se van a acabar las cesiones de suelo a las mezquitas, se van a acabar las mezquitas donde predican que se mate a los infieles. No son compatibles con nuestra civilización".


Tampoco queremos dejar pasar por alto a otras “celebridades” presentes en el acto como el catedrático de la Complutense Ramón Peralta que pronunció un encendido discurso con frases como “España es un país incompatible con el Islam, somos cristianos viejos; España se ha formado contra el Islam" o "los comunicados de Al Qaeda nos mencionan constantemente; el islamismo anula la voluntad de nuestro pueblo", y la presencia de José Luis Balbás, ex dirigente del PSOE (¿recuerdan el “Tamayazo” en la Comunidad de Madrid? Pobre Simancas; ya no ha vuelto a levantar cabeza) y los elogios al famoso profesor Jesús Neira que no pudo acudir al acto por motivos familiares ("El primer ilusionado en venir era él, pero no ha podido ser", aseguró una portavoz de la 'Plataforma de las clases medias').

Si asombrosas son todas estas declaraciones, no asustan menos algunos de los comentarios de los lectores de medios de comunicación digitales que publicaban la noticia. Aparte de ser mucho más numerosos de lo habitual (unas 10 veces más), al menos el 90% de ellos apoyaban encendidamente las frases que hemos expuesto e, incluso, ahondaban aun más en las descalificaciones hacia los musulmanes.

Desconocemos el éxito que podrán tener todos estos personajes en su aventura electoral. Esperemos no llegar al caso de un país, moderno y ejemplar en muchos sentidos, como Holanda, donde el partido antimusulmán de Geert Wilders, 'Partido por la Libertad' (PVV), ha sido elegido para gobernar en coalición con el partido liberal.

¿Qué está pasando para que en un país como España, en el que habitualmente se recibía a todo el mundo con los brazos abiertos, un amplio sector de la población odie a los inmigrantes, sobre todo si son musulmanes?

La pregunta es compleja y dudo que alguien conozca todas las respuestas. Que la inmigración, en general, no sea vista con buenos ojos tiene parte de lógica en su vertiente económica. En tiempos de bonanza, todo el mundo se alegraba de que los inmigrantes aceptaran aquellos trabajos que no quería nadie y que, encima, colaborasen llenando las arcas de la Seguridad Social, pero, claro, con la crisis encima y cinco millones de parados, ya no es lo mismo. Ya saben: es muy fácil ser solidario con la barriga llena y difícil con los bolsillos vacíos.

Pero incluso con la crisis encima, los musulmanes están mucho peor vistos que otros inmigrantes como los asiáticos y que, por supuesto, los latinoamericanos. ¿Por qué? Aquí entran en liza razones, sobre todo, culturales. Un colombiano o un ecuatoriano, aun conservando sus raíces culturales, se integran inmediatamente en la sociedad española; aceptan nuestras leyes y nuestras costumbres como si fueran las suyas propias. Por supuesto, en todo esto tiene mucho que ver el idioma y la religión comunes.


Sin embargo, no ocurre lo mismo con los musulmanes. Su lengua es muy diferente a la nuestra y tardan mucho en poderla conocer. Su religión es excesivamente estricta y sus costumbres son radicalmente opuestas a las nuestras. Tampoco ayuda su poca predisposición a adaptarse a nuestro estilo de vida y a tolerar que exista otra religión distinta de la suya. Y, sobre todo, lo que no acepta la sociedad española es su discriminación hacia las mujeres y el radicalismo y el fanatismo que exhiben algunos de ellos.
Ahora bien, ¿son estos suficientes motivos para que salgan cuatro agitadores a pedir que se los deporte a todos? En un mundo cada vez más globalizado, estas actitudes arcaicas son incomprensibles.

Esperemos que las aguas vuelvan pronto a su cauce y pronto desaparezcan este tipo de partidos y formaciones. Personalmente, no puedo entender que un partido político se cree “en contra” de algo o de alguien.
Aunque, también es cierto que en España solemos votar “en contra de” y no “a favor de”. Y así nos luce el pelo.

2 comentarios:

Pilar dijo...

El Islamismo es incompatible con el sistema democrático y enemigo de él. Para empezar y por no entrar en profundidades, predica la segregación de la mitad de la población, las mujeres, condenándolas incluso a muerte por dilapidación, a pedradas en la cabeza, cuando se las acusa de adulterio.

Predica asimismo la persecución y ahorcamiento de los homosexuales.

La difusión de éstas doctrinas debe ser denunciadas desde la UE y se deben exigir responsabilidades a sus difusores. No es eximente escudarse en una supuesta religión para promover tales barbaridades.

McArt dijo...

Muy buena la última frase: "En España votamos en contra de".
También puede ser porque la política actual es destructiva, no constructiva. Los programas electorales de los partidos políticos y más de la oposición, se basan en criticar y decir lo que ha hecho mal el partido gobernante. Nunca dan propuestas. Ni que hablar de mejoras.

El tema de la religión.... complicado.