La llegada del coche eléctrico a nuestras calles parece imparable. Al menos, así lo piensan en el Gobierno y, en especial, el Ministro de Industria, Miguel Sebastián.
En su día ya publicamos un post con las ventajas e inconvenientes que traerían consigo los vehículos eléctricos. Como desventajas principales destacan la poca autonomía por recarga y el elevado precio de los vehículos y a su favor, como no, la nula contaminación que emiten, la ausencia de ruidos y su bajísimo coste por kilómetro, ya que utiliza la energía más barata: la electricidad.
Sin embargo, parece que al señor Sebastián le preocupa algo más y se ha puesto manos a la obra para dictar las normas que regularán el sistema de recarga del coche eléctrico. Entre ellas, destacan el levantamiento de la prohibición de revender electricidad, la creación de una tarifa “supervalle” nocturna para la recarga y la concesión de autorizaciones a cualquier inversor que lo solicite para que pueda levantar postes para cargar baterías. Aparte de liberalizar (levemente) el súper regulado sector eléctrico e intentar facilitar las recargas a los futuros compradores de los coches eléctricos, las medidas van encaminadas a conseguir que haya la suficiente cantidad de electricidad para cubrir todas las necesidades.
Conseguir que todos los propietarios recarguen, exclusivamente, sus baterías de noche es una quimera. Por mucho que se rebajen las tarifas, cada cual lo hará cuando lo necesite o cuando le venga en gana. Esto es lo que más le preocupa al Ministro puesto que, en su día, prometió que para el año 2014 circularían un millón de coches eléctricos por las calles españolas y, si no quiere tener problemas de suministro, será necesario aumentar la oferta eléctrica un 7% anual hasta entonces.
¿Cómo? Pues está difícil.
La energía hidráulica no va a aumentar, ya que las cuencas están prácticamente agotadas y su explotación tiene un alto coste medioambiental.
Si hablamos de las energías renovables, tanto la eólica como la solar no garantizan el suministro y, dada su eficiencia, resultaría inviable económicamente conseguir esos Kwh. extras anuales.
Las centrales térmicas de carbón resultan carísimas a la par que mucho más contaminantes que los coches a los que se quiere sustituir y, si hablamos de las de ciclo combinado, aunque menos contaminantes, utilizan, mayoritariamente, gas proveniente de Argelia, un suministro plagado de problemas de inseguridad jurídica e inestabilidad geoestratégica.
¿Cuál es la única opción que le queda al señor Sebastián? Efectivamente, la energía nuclear.
Si lo han escuchado últimamente, tras lo del futuro cierre de Garoña, todas las manifestaciones que ha efectuado van encaminadas a suavizar el rechazo que en parte de la sociedad (concretamente sus votantes) produce la energía nuclear.
No ha manifestado públicamente que esta energía resulta imprescindible, pero yo creo que más por miedo a la reacción que por no saber que es cierto.
Pero ¡qué no se distraiga porque le va a faltar tiempo! Para conseguir lo del millón de coches eléctricos, necesita aumentar la oferta, como mínimo, en 18 millones de Kwh. anuales. Hoy en día, la central nuclear que más energía produce en el territorio nacional es la de Almaraz I (Cáceres), con 8.510 millones de Kwh. al año. Necesita construir dos… y el tiempo se le echa encima.
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