Hace un par de semanas, en un pueblo vecino al mío encontraron a primera hora de la mañana, en una de las calles principales, el cuerpo de un hombre que había caído desde el balcón de su casa, un cuarto piso. Lo que en un principio pudiera haber parecido un accidente, pronto se demostró que no lo era: el hombre había saltado al vacío.
La gente, como siempre, empezó a hablar y especular: que si estaba separado, que si tenía dos hijos, que si lo habían despedido recientemente, que si no podía pagar la hipoteca... habladurías, aunque, supongo, muchas de ellas ciertas.
Es algo que nunca podré entender. ¿Cómo es posible que alguien se pueda quitar la vida? Ya sé que las circunstancias muchas veces se complican y nos ofuscamos sin encontrar soluciones, pero siempre hay que pensar que las cosas cambiarán y hacernos una pregunta simple: ¿cómo vamos a perdernos todo lo bonito que nos queda por vivir? Si no se puede pagar la hipoteca… algún familiar o amigo nos acogerá. Si llega la separación… algunas relaciones no son eternas y es preferible acabarlas bien y buscar a otra persona que necesite nuestro cariño. Si caemos en el paro… las crisis no duran cien años; encontraremos algo más pronto que tarde. Y… ¿cómo podemos privar a dos niños de la presencia de un padre?
Los medios de comunicación tienen por norma no hacerse eco de estos sucesos. Nunca verán reflejados en los periódicos (al menos en España) noticias relacionadas con suicidas. Pero el hecho de este hombre no es esporádico: Nada menos que un millón de suicidios al año o, lo que es lo mismo, una muerte cada 40 segundos ocurre en algún rincón de nuestro planeta. Aunque lo más probable es que estas cifras infravaloren la realidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el suicidio representa el 1,5% de los fallecimientos en todo el mundo, con especial prevalencia en los países menos desarrollados.
En el centro de Investigación del Suicidio del Hospital de Warneford (en Oxford, EEUU) han realizado un estudio sobre la cuestión. Entre los factores de riesgo que predisponen a quitarse la vida, este análisis destaca cuestiones tan variadas como ser varón, haberse autolesionado previamente, estar desempleado, tener antecedentes familiares de suicidio, exponerse a noticias sobre suicidios en los medios o haber nacido en primavera o verano.
Los autores destacan que el 90% de quienes se quitan la vida tienen algún tipo de trastorno mental y el 50% de los suicidas cumplía los criterios de depresión. El 10% de los individuos con un trastorno bipolar muere por esta causa; mientras que en el caso de la esquizofrenia, el suicidio está presente en el 5% de los fallecimientos. Patologías como el cáncer, el SIDA, la esclerosis múltiple o la epilepsia también aumentan el riesgo.
La tasa de suicidio es mayor en el norte de Europa que en los países del sur y la tendencia es superior entre ancianos que en los jóvenes. E incluso en esto, también existen diferencias entre sexos: la tasa es doble en hombres que en mujeres. Ellos suelen elegir fórmulas más violentas (dispararse o colgarse), mientras las féminas optan por métodos más 'sencillos', como el envenenamiento.
Si usted sufre depresiones y alguna vez se le ha pasado por la cabeza abandonar este mundo, tres cosas:
- Reflexione y piense en las cosas buenas que le quedan por vivir. Piense en esos bonitos detalles (aunque sean pequeños) que ha vivido en los últimos cinco años. Eso se lo habría perdido de haber tomado una mala decisión hace un lustro.
- Hable de sus problemas con sus familiares. ¡Ojo! sólo con aquellos que le saben escuchar. Son las personas que, aparte de usted mismo, más le quieren en este mundo.
- Acuda a un especialista. Ellos son los que más saben sobre el tema y le ayudarán a pasar con rapidez esos malos momentos. Los hay gratuitos en la Seguridad Social y en algunas organizaciones humanitarias.
- Reflexione y piense en las cosas buenas que le quedan por vivir. Piense en esos bonitos detalles (aunque sean pequeños) que ha vivido en los últimos cinco años. Eso se lo habría perdido de haber tomado una mala decisión hace un lustro.
- Hable de sus problemas con sus familiares. ¡Ojo! sólo con aquellos que le saben escuchar. Son las personas que, aparte de usted mismo, más le quieren en este mundo.
- Acuda a un especialista. Ellos son los que más saben sobre el tema y le ayudarán a pasar con rapidez esos malos momentos. Los hay gratuitos en la Seguridad Social y en algunas organizaciones humanitarias.
Los casos se multiplican en épocas de crisis. Tomémonos en serio este problema y ayudemos a los que nos necesitan. No en vano, es la décima causa de muerte más frecuente en el mundo.
1 comentario:
A veces se hace tan dificil.
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