Y no me refiero solo a exámenes, el copiar también se extiende a los trabajos de investigación o al resumen de algunos libros que se le deben entregar al profesor.
Los que ya somos un tanto talluditos, lo teníamos mucho más complicado. Si teníamos que presentar un trabajo sobre las técnicas de construcción que emplean los ingenieros rusos para tender puentes sobre los Urales (nunca lo he hecho, pero queda bien la frase), no quedaba otra que acercarse a varias bibliotecas para encontrar información. Luego, si encontrábamos algo, efectivamente lo copiábamos, pero a mano, con lo que, aunque sólo fuese una cuarta parte, algo se nos quedaba.
Las cosas han cambiado (afortunadamente en casi todos los casos) y con el caudal de información de que se dispone actualmente, ya les pueden mandar a los estudiantes el trabajo más complicado del mundo, que en pocos segundos se encuentra información a través de Internet. Sin embargo, esta ventaja se transforma muchas veces en un serio inconveniente: nada más fácil que copiar directamente de la fuente, pegarlo en una hoja en blanco, imprimirlo y presentar el trabajo al profesor.
Este trabajo será académicamente perfecto, el estudiante sacará una nota estupenda... pero ni siquiera habrá aprendido esa cuarta parte que mencionábamos antes.
Las cosas han cambiado (afortunadamente en casi todos los casos) y con el caudal de información de que se dispone actualmente, ya les pueden mandar a los estudiantes el trabajo más complicado del mundo, que en pocos segundos se encuentra información a través de Internet. Sin embargo, esta ventaja se transforma muchas veces en un serio inconveniente: nada más fácil que copiar directamente de la fuente, pegarlo en una hoja en blanco, imprimirlo y presentar el trabajo al profesor.
Este trabajo será académicamente perfecto, el estudiante sacará una nota estupenda... pero ni siquiera habrá aprendido esa cuarta parte que mencionábamos antes.
No es que quiera fastidiar a los actuales estudiantes, pero... ¡qué quieren que les diga! prefiero pasar por un puente construido por un ingeniero que trabajó en serio durante su carrera antes que por uno construido por el que utilizaba el copia-pega para realizar sus trabajos. Quisquilloso que es uno.
Esta costumbre que tienen estos estudiantes “tramposos” (que al final somos casi todos) parece que tienen los días contados. Por lo menos eso es lo que promete Approbo, una nueva aplicación gratuita a través de la red pensada para encontrar plagios de cualquier documento en el ciberespacio. O mejor dicho, si un mismo texto se encuentra repetido en alguna página web, ya sea total o parcialmente, y además mostrar claramente dónde se encuentra repetido el informe en cuestión.
Desarrollado por la empresa catalana Symmetric , esta aplicación tiene un funcionamiento sencillo. Únicamente se ha de cargar un archivo en la página de la herramienta y con un click en pocos segundos se sabe si el texto contenido en el documento de cualquiera de los formatos que cargan Microsoft Office, Adobe Reader u OpenOffice- está en Internet y dónde.
Incluso permite comprobar en qué grado se ha realizado la copia mediante una pantalla que muestra al mismo tiempo ambos textos, el original y el acusado de copia. De esta forma se puede ver qué contenidos han sido utilizados y de qué forma.
Desarrollado por la empresa catalana Symmetric , esta aplicación tiene un funcionamiento sencillo. Únicamente se ha de cargar un archivo en la página de la herramienta y con un click en pocos segundos se sabe si el texto contenido en el documento de cualquiera de los formatos que cargan Microsoft Office, Adobe Reader u OpenOffice- está en Internet y dónde.
Incluso permite comprobar en qué grado se ha realizado la copia mediante una pantalla que muestra al mismo tiempo ambos textos, el original y el acusado de copia. De esta forma se puede ver qué contenidos han sido utilizados y de qué forma.
El software es totalmente gratuito y está pensado para actuar en al ámbito docente. Sin embargo, también se puede utilizar para descubrir las copias fraudulentas que circulan por Internet de páginas periodísticas o, ¿por qué no? de blogs.
Y es que a mí, como a otros muchos blogueros, nos encanta y nos sentimos orgullosos de que nuestros escritos se copien y se extiendan por la red. Pero de ahí a que no se pida permiso o que ni siquiera se cite la procedencia, media todo un abismo.
A ver si esta herramienta funciona y de una tacada desaparecen los estudiantes “vaguillos” y los blogueros “copiones”.
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