No cabe ninguna duda de que las redes sociales en Internet son el fenómeno más significativo de la década en la red y, posiblemente, también lo sean, aun en mayor medida, en los próximos años.
Las redes sociales están consiguiendo lo que ya parecía muy difícil de recuperar: que las personas vuelvan a comunicarse con sus familiares y amigos y que amplíen ese círculo de conocidos que cada vez se hacía más estrecho.
Asimismo, también son una herramienta fundamental a la hora de encontrar un trabajo y facilitan la comunicación con otros profesionales de su sector.
Pero todo tiene sus riesgos: muchas personas quedan tan superadas por la novedad de este tipo de sitios que olvidan que publicar algo equivocado puede tener consecuencias. Y muchas veces, esas consecuencias pueden ser nefastas.
Para evitar esos posibles problemas, simplemente se tendría que emplear una pequeña porción del sentido común que, en teoría, todos poseemos y distinguir entre lo que se puede contar y lo que no. ¿Criticaría usted a su jefe a “grito pelado” en los postres de la cena de Navidad de su empresa? ¿Le contaría a ese vecino al que apenas saluda las costumbres sexuales de su pareja? ¿Contaría secretos inconfesables de su amigo del alma delante de los familiares de éste? ¿Presumiría de la facturación “sumergida” de su empresa ante un inspector de Hacienda? ¿Verdad que no haría nada de todo esto? Pues en el caso de que usted lo haga aprovechando el falso anonimato que proporciona Internet a través de cualquier red social, le aseguro que la repercusión que puede tener será mucho peor que la que tendría en los casos citados más arriba.
Cuanto mayor sea la red social a la que le cuente sus secretos, peor pueden ser sus consecuencias. Facebook, con 400 millones de usuarios registrados en todo el mundo es, sin duda, el ejemplo más demostrativo de ello. La revista Forbes ha rescatado alguna de las meteduras de pata publicadas en ésta red social más graves de los últimos tiempos. Les dejamos una pequeña selección de lo publicado en su página web:
-Un agente de policía de Atlanta fue despedido en diciembre después de publicar en Facebook información confidencial sobre su trabajo. Algunas de las cosas que supuestamente divulgó son su reciente colaboración con el FBI en un caso de narcóticos, las horas concretas en que iba a trabajar de incógnito y el hecho de que se sentía frustrado en su trabajo.
-Un guardia de prisiones de Nebraska presumió en Facebook de haber estampado la cabeza de un preso contra el suelo. Poco después, otros dos guardias de prisiones de ese Estado se apresuraron a manifestarle su apoyo. Los tres perdieron su trabajo.
-Virgin Atlantic despidió a 13 tripulantes de cabina después de que expresaran opiniones muy negativas sobre los estándares de seguridad de la aerolínea, que afirmaran que los aviones estaban llenos de cucarachas y que llamaran a los pasajeros "chavs", un término inglés despectivo que significa algo así como "jóvenes de bajo nivel cultural".
-Trece enfermeros de urgencias y otros miembros del personal del Hospital de Harrisburg, en Pensilvania, fueron despedidos por haber creado un grupo racista y activista en Facebook.
De las empresas estadounidenses de más de 1000 empleados, un 10% ha impuesto normas disciplinarias a sus empleados por infringir las normas en los últimos 12 meses y un 8% de estas empresas ha llegado a despedir al menos un empleado por infracciones flagrantes.
Aquí, en España, aun no se ha llegado a esos extremos, pero las empresas empiezan a movilizarse ya que su máxima preocupación es que se desvelen secretos empresariales a través de la red, que éstos puedan ser aprovechados tanto por la competencia como por las autoridades y que el perjuicio ocasionado ponga en peligro su subsistencia.
El puesto de trabajo de algunos inconscientes que alardean en las redes sociales empieza a estar en peligro. Vayan con cuidado.
1 comentario:
muy bueno tu articulo.. tens razon no lo habia pensado
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