martes, 28 de septiembre de 2010

Qué es una SICAV y cuál será su nueva tributación



Una de las mayores injusticias tributarias existentes en España tiene visos de tener sus días contados. Nos estamos refiriendo a las SICAV y a la modificación que el Gobierno quiere aprobar sobre su régimen legal que eliminará su principal ventaja fiscal.

Pero vayamos por partes. Realmente, ¿qué es una SICAV?
Las SICAV son sociedades de inversión colectiva similares a los fondos que, debido a sus ventajas fiscales, pronto se convirtieron en la herramienta preferida de las grandes fortunas españolas para “mover” su dinero.

A grandes rasgos, estas sociedades precisan de un capital mínimo de 2.400.000 euros y de 100 accionistas para constituirse. En realidad, la mayoría de las SICAV poseen un capital mucho mayor y dos o tres accionistas (a veces sólo uno) poseen el 99,9% de los títulos. Al resto de los partícipes se les denomina “mariachis” ya que su función es, exclusivamente, el poner su nombre para que el socio mayoritario llegue a ese centenar de accionistas y pueda legalizar la sociedad.

Pero la clave del éxito de estas sociedades ha sido el artículo por el que podían diferir (o ahorrarse completamente) la tributación por las ganancias que obtuviesen.
Las SICAV sólo pagan el 1% de sus beneficios en concepto de Impuesto de Sociedades,. Para entendernos: si una SICAV está constituida por un capital inicial de 50 millones de euros y gana un 10%, sólo está obligada a pagar el 1% de esos 5 millones de ganancias y no el 30% como cotizan los beneficios de cualquier empresa mediante el Impuesto de Sociedades.


Además, las SICAV esconden otro “truco” ya que si el propietario quisiera llevarse los beneficios a su cuenta corriente, tendría que pagar entre el 19-21% en el IRPF, como ganancia del capital. Sin embargo, éstos se aprovechan de una disposición de la normativa de sociedades que indica que las reducciones de capital no tributan. ¿Qué hacen los partícipes? Sencillo: alegan que el dinero que sacan es reducción de capital y no recogida de beneficios y, de los cinco millones de beneficios del ejemplo anterior, no pagan ni un miserable euro. Esto se puede hacer hasta el límite del capital inicial; volviendo al ejemplo, hasta que los beneficios acumulados lleguen a los 50 millones de euros. A partir de ahí, tendrán que tributar al 19-21%. O quien sabe si la cerrarán, abrirán otra y vuelta a empezar.

Esto último es lo que quiere cambiar el Gobierno (lo del 1%, por desgracia, seguirá en vigor). A partir de ahora, las reducciones de capital tributarán al mismo tipo que los beneficios, por lo que si un partícipe se decide a retirar su dinero de la sociedad, tendrá que pagar impuestos como el resto de los mortales. Y, por si las moscas, los accionistas españoles de una SICAV con domicilio en el extranjero, también tributarán en España por los beneficios asociados a la misma.

¿Problemas que traerá consigo esta reforma? Nadie lo sabe con certeza, pero se atisban varios. El primero está relacionado con el plazo de entrada en vigor esta novedad: el 1 de enero de 2011. Mucho nos tememos que, hasta entonces, se produzca una descapitalización brutal de estas sociedades hasta el límite de la inversión inicial (cada dueño se llevará el dinero hasta la frontera en la que tendría que pagar intereses y el resto lo dejará como una inversión a largo plazo).

La segunda consecuencia puede ser una fuga masiva de capitales. Las grandes fortunas están muy bien asesoradas y pronto encontrarán otros países europeos con una legislación más favorable. Para evitar tener que tributar por ser residentes en España, nada más fácil que dejar la SICAV en manos de una segunda sociedad. De esta manera, el propietario es una persona jurídica, mientras que el rico se oculta detrás de esta pantalla.

Quizá, después de tantos años demandando estas medidas que no quisieron tomar ni los gobiernos del PP ni los del PSOE (hasta ahora), hubiese sido mejor elevar la tributación hasta una cantidad intermedia y no provocar una desbandada general, pero debemos aplaudir esta decisión tomada por el Ejecutivo. Alguna vez tenía que ser.

No hay comentarios: