miércoles, 5 de septiembre de 2007

FUTBOL DEMOCRATICO


No había escrito todavía sobre fútbol. Me encanta y lo disfruto aunque leyendo lo que a continuación escribo pueda parecer lo contrario.
Leo en elmundo.es una curiosa iniciativa procedente de Inglaterra en la que los intereses de dos colectivos puede que dentro de poco se complementen.
Por una parte están los seguidores del equipo de fútbol del Halifax Town de la quinta división del fútbol inglés que este miércoles afrontan una orden de liquidación por no haber pagado sus impuestos. Deben cerca de 150.000 Euros y no tienen medios para afrontar esta deuda.
Por la otra parte está MyFootballClub que es un proyecto de Internet que pretende agrupar a 50.000 aficionados al fútbol para comprar un club inglés. Cada aficionado se convertirá en socio pagando unos 50 Euros y tendrán una única participación en el equipo. Los miembros serán dueños del club que compren, podrán votar qué jugadores comprar o vender, qué entrenador es el conveniente y todas y cada una de las decisiones que afectan a un club de fútbol de una manera rápida y totalmente democrática: cada socio un voto.
No sé si llegarán o no a un acuerdo, que hagan lo que más les convenga, lo que realmente me llama la atención es la iniciativa del proyecto de Internet porque es realmente novedoso. ¿Se imaginan que tuviera éxito y empezaran a imitarlos en el resto del mundo? Se me ocurren un montón de repercusiones, todas ellas positivas, pero sobre todo una: intentar romper con el sistema actual de los clubes de fútbol.
¿No están cansados de ver el panorama actual del “deporte rey”? Pues yo sí. Estoy harto de ver al potentado figurón de turno presidir el club de fútbol de su ciudad alardeando de millones y de prepotencia. No les importa gastar indecentes sumas de dinero en campos de fútbol a los que después ponen sus nombres (como si los hubiesen pagado ellos) y en fichajes y sueldos de jugadores que rebasan con creces los presupuestos municipales de una ciudad de 50.000 habitantes. Cualquier cosa con tal de salir en televisión y en la prensa diariamente. Después, cuando las cosas van mal y el club está cerca de la quiebra, abandonan la nave y venden sus acciones al siguiente potentado figurón y así hasta que nadie quiera comprarlo y el equipo desaparece (o sale en su auxilio el ayuntamiento de turno para pagar las deudas, con el dinero de todos, y salvar el “club de la ciudad”).
Estoy harto de ver a esos jóvenes jugadores creerse semidioses que nos hacen un favor cada vez que saltan al terreno de juego y que cuando marcan un gol se besan el escudo como si hubiesen fundado ellos el club (últimamente señalan su nombre que llevan escrito en la espalda . Igual es que se creen que son el único jugador del equipo: sacan el corner y lo rematan de cabeza en la misma jugada).
Estoy harto de ver a esos grupos de forofos enloquecidos (en su mayor parte fracasados en su vida social y laboral) ir al campo de fútbol para insultar a la madre de todo lo que se mueve y sentirse unos hombretones cuando, amparados por el resto de forofos, obligan a que una docena de aficionados del equipo contrario tengan que abandonar el campo en medio de una lluvia de escupitajos.
Estoy seguro de que en un club basado en el proyecto de estos ingleses muchos de estos desmanes no serían así. Es muy diferente que los aficionados sean los dueños del club y que puedan elegir democráticamente el futuro del mismo que tener que pagar un precio desorbitado por ver a su equipo y no poder hacer nada si no están de acuerdo. Si a esto añadimos las casi infinitas posibilidades tecnológicas que ofrecerá Internet (retransmisiones en directo, merchandising, publicidad en la web, etc.) le auguro un futuro esperanzador.
Tampoco creo que los clubes gestionados íntegramente por Internet pudiesen solventar todos los problemas actuales de este deporte pero sólo si lograsen que el fútbol se alejase un poco del espectáculo en el que se ha convertido y se acercase otro poco al deporte que fue en un principio ya me daría por satisfecho.
Un aficionado del club dijo: “Admito que este modelo de gestión tiene sus problemas pero el reto de resolverlos provoca una sonrisa en mi cara”.
Es una buena actitud ante la vida.

- A usted le gusta el fútbol, ¿verdad, don Graciano?
- Un montón. De joven jugaba en el equipo de mi pueblo pero tuve que dejarlo por mi integridad física.
- ¿Alguna dolencia muscular o de rodilla?No, no. Es que entonces se jugaba en campos de tierra y casi siempre estaban embarrados. Como no teníamos dinero para botas y los balones eran durísimos y con costuras nos poníamos los zapatos de los domingos. Mi pobre madre me corría a escobazos cuando llegaba a casa. Así que tuve que dejarlo.

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