No es que se hayan vuelto majaras en las ONG y hayan empezado a comprar artículos de lujo para sus proyectos. El caso es casi igual de sorprendente pero mucho más lógico: el hotel de cinco estrellas Villa Magna de Madrid está siendo sometido a una renovación total. Van a cambiarlo prácticamente todo y se les ha ocurrido la genial idea de regalar a las ONG 250 camas, 600 sillas y mesas y 300 cajas de toallas y ropa de cama, aparte de equipos informáticos, televisores, etc. Incluso son los propios trabajadores del hotel (que en estos momentos se encuentra cerrado) los que se han encargado de desmontar todos esos enseres y ayudarán a las organizaciones beneficiarias en el traslado a partir de este miércoles. El 50% de esta donación irá a parar a los damnificados del terremoto de Perú a través de la ONG Remar.
Digo al principio que es sorprendente puesto que iniciativas de este tipo desgraciadamente escasean y merecen el reconocimiento de toda la sociedad. A ver si cunde el ejemplo. De momento, la publicidad que han hecho les ha salido casi gratis.
A quien se lo pueda permitir, le recomiendo la estancia en este “hotel solidario”.
Otro ejemplo de solidaridad, en este caso con los enfermos de SIDA, lo protagonizan los jugadores de la selección de rugby de Francia que están inmersos en el mundial de la especialidad. Bajo el lema de “¿Jugaríamos si fuésemos seropositivos?” plantean si la consideración y admiración del público hacia ellos cambiaría en el caso de que estuviesen infectados por el virus. Pretenden alertar sobre la discriminación que sufren los enfermos de SIDA. Como bien dicen, no hay de excluir a los enfermos de la sociedad sino al virus de la inmunodeficiencia.
Por último una denuncia, no todo iba a ser bonito hoy. Se está celebrando en Madrid hasta este viernes la Cumbre contra la Desertificación (COP-8). Una de esas conferencias que patrocina la ONU y que sirven para tanto. Pues bien, el lunes dos de las ONG presentes en la conferencia presidieron la sesión. Al finalizar el día se quejaban amargamente de la baja asistencia: el 80% de las delegaciones estaban ausentes de la sala. Si, lo han leído bien, sólo uno de cada cinco compromisarios acreditados acudió a su trabajo, que era estar en el Plenario.
¿Esta es la forma de tomarse en serio un problema crucial como es la desertificación?
¿Dónde estaban? ¿De resaca? ¿Se les puede quitar el sueldo y la dieta de ese día?
Desgraciadamente viene a corroborar una de las impresiones que he tenido siempre sobre estas Conferencias de la ONU: no sirven para nada. Eso sí, los compromisarios se lo pasan...
-¿Cómo fue su viaje de novios, don Graciano?
- Fuimos a Madrid, que era lo que se estilaba. Fue muy bonito, éramos tan felices. Sin embargo tuvimos un problema con la pensión que nos recomendó mi primo Venancio, “el bala”. Llegamos muy tarde y nos dimos cuenta de que en aquella pensión se hacía de todo menos dormir. Así que nos fuimos y tuvimos que dormir esa noche “a la luna de Valencia”. Pero muy enamorados, eso si.
Digo al principio que es sorprendente puesto que iniciativas de este tipo desgraciadamente escasean y merecen el reconocimiento de toda la sociedad. A ver si cunde el ejemplo. De momento, la publicidad que han hecho les ha salido casi gratis.
A quien se lo pueda permitir, le recomiendo la estancia en este “hotel solidario”.
Otro ejemplo de solidaridad, en este caso con los enfermos de SIDA, lo protagonizan los jugadores de la selección de rugby de Francia que están inmersos en el mundial de la especialidad. Bajo el lema de “¿Jugaríamos si fuésemos seropositivos?” plantean si la consideración y admiración del público hacia ellos cambiaría en el caso de que estuviesen infectados por el virus. Pretenden alertar sobre la discriminación que sufren los enfermos de SIDA. Como bien dicen, no hay de excluir a los enfermos de la sociedad sino al virus de la inmunodeficiencia.
Por último una denuncia, no todo iba a ser bonito hoy. Se está celebrando en Madrid hasta este viernes la Cumbre contra la Desertificación (COP-8). Una de esas conferencias que patrocina la ONU y que sirven para tanto. Pues bien, el lunes dos de las ONG presentes en la conferencia presidieron la sesión. Al finalizar el día se quejaban amargamente de la baja asistencia: el 80% de las delegaciones estaban ausentes de la sala. Si, lo han leído bien, sólo uno de cada cinco compromisarios acreditados acudió a su trabajo, que era estar en el Plenario.
¿Esta es la forma de tomarse en serio un problema crucial como es la desertificación?
¿Dónde estaban? ¿De resaca? ¿Se les puede quitar el sueldo y la dieta de ese día?
Desgraciadamente viene a corroborar una de las impresiones que he tenido siempre sobre estas Conferencias de la ONU: no sirven para nada. Eso sí, los compromisarios se lo pasan...
-¿Cómo fue su viaje de novios, don Graciano?
- Fuimos a Madrid, que era lo que se estilaba. Fue muy bonito, éramos tan felices. Sin embargo tuvimos un problema con la pensión que nos recomendó mi primo Venancio, “el bala”. Llegamos muy tarde y nos dimos cuenta de que en aquella pensión se hacía de todo menos dormir. Así que nos fuimos y tuvimos que dormir esa noche “a la luna de Valencia”. Pero muy enamorados, eso si.
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