jueves, 11 de octubre de 2007

EL COSTE DE LAS GUERRAS EN AFRICA


En esta ocasión sólo voy a referirme a los costes económicos. Está claro que en una guerra los costes más elevados son los humanos y que una vida no tiene precio. Eso lo sabemos todos. Ya comentaremos en otra ocasión los costes humanos que una guerra conlleva, infinitamente mayores que los económicos. Hoy voy a referirme al estudio que han realizado varias ONG, entre ellas Oxfam Internacional, Iansa y Saferwood, sobre los costes económicos que los conflictos armados en África han ocasionado en los quince años que van desde 1990 a 2005.
Según este estudio, el coste se ha elevado a 300.000 millones de dólares. Yo con tanto cero me pierdo, pero me parece una barbaridad para un continente tan pobre como es el africano. Los países que han tenido algún conflicto han visto reducida su economía en un 15% anual sobre su potencial de crecimiento si no hubiesen estado en guerra. Tienen un 50% más de mortalidad infantil, un 15% más de personas desnutridas y una esperanza de vida cinco años más baja.
Con los 18.000 millones de dólares que se pierden anualmente en las economías africanas por culpa de las guerras podría resolverse el problema del SIDA, prevenir la malaria y la tuberculosis o proporcionar agua potable, sistemas de saneamiento y educación a la población.
En este estudio, según indican, no se ha tenido en cuenta la situación que viven los países vecinos a la zona de conflicto. Estos países, que gozan de paz y por lo tanto no cuentan en este estudio, sufren de una inmigración masiva de gente que huye de la guerra y de la inseguridad política (y por lo tanto de inversiones extranjeras) que provoca tener el conflicto armado a las puertas de su frontera. El coste económico, por lo tanto, también tiene que ser muy elevado.
Tampoco tiene en cuenta el estudio los costes que se producen posteriormente a la guerra propiamente dicha: gastos de reconstrucción, intereses de la deuda externa, escasez de bienes (es decir, inflación), desempleo y elevada mortalidad que todos unidos provocan que, aunque la guerra haya terminado, al país afectado le cueste muchos años recuperar una cierta normalidad.
¿Qué les parecen estos fríos números? Personalmente a mi me parecen espeluznantes. ¿Cómo estaría el continente si desde que empezaron con los procesos de independencia, hace ya sesenta años, no hubieran sufrido ninguna guerra? Pues seguramente estaríamos hablando de un crecimiento similar al que ha vivido durante las últimas décadas el sureste asiático. O quizá mayor, puesto que la situación geográfica del continente africano es mejor: están muy cerca de Europa y más cerca de América del norte que los asiáticos. La pregunta que surge es la siguiente: ¿le interesa a alguien que este continente no levante cabeza? No lo sé. Dejo la pregunta en el aire.
A los que si les interesa que haya guerras es a las empresas y países que producen armas. ¿Saben que se considera a España como el primer suministrador de munición al continente africano? Hace un tiempo, con motivo del tema de las bombas de racimo, ya me referí a esta cuestión. ¿Necesita una economía como la nuestra de los ingresos que proporciona exportar materiales que provocan que las personas se maten entre sí? Repito lo que escribí entonces, no a las bombas de racimo y no a la producción y comercialización de cualquier otro tipo de arma.
Las guerras no se terminan con pancartas, se acaba con ellas con hechos que demuestren el compromiso de un gobierno y de un país en erradicarlas.

- Hace tres años tuve la ocasión de visitar algunos países de África en un viaje familiar.
- ¿Y qué le pareció, Don Graciano?
- Me recordó la mili que hice allí hace ya cincuenta años. Están igual que entonces. A los pobres no les han ayudado a progresar ni les han dejado que lo consiguiesen ellos solos.

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