Dos noticias que sirven para ilustrar el modo de pensar de los chinos. Ojo, no su modo de pensar natural sino el modo de pensar resultante de tantos y tantos años de régimen dictatorial. Ambas están relacionadas con el maltrato infantil y el fervor olímpico que viven en estos momentos.
El primer caso es el de la niña Huang Li de 10 años que ha nadado durante tres horas atada de pies y manos por el río Xingjiang (espero haberlo escrito bien). El artífice de tamaña brutalidad ha sido su padre, auto investido como su entrenador personal. Según él, con este ejercicio mejorará la resistencia de la niña para cumplir su gran sueño (supongo que el del padre) de que la niña sea medalla olímpica dentro de diez años. La niña, que nadó sin ningún tipo de protección ni seguro médico, finalizó su hazaña cuando su madre decidió que tenía que parar para comer algo. Según sus palabras “sé que puede continuar, pero temo que pueda estar en peligro. Hace frío y sólo ha comido un bol de fideos antes de empezar a nadar. La próxima vez nadará más tiempo y la seguiré con un bote para garantizar su seguridad.” ¿Les parece increíble? Pues sigan leyendo.
El segundo caso es el de otra niña Zhang Himin, esta vez de 8 años de edad que ha llegado corriendo desde su pueblo en el extremo sur de China hasta Pekín. La pequeña ha hecho 3.550 kilómetros durante 55 días, es decir, a 65 kilómetros diarios, desde las 2:30 de la noche hasta que llegase. También en este caso su desalmado entrenador es su padre que la acompañó durante todo el trayecto subido en una bicicleta motorizada. Según su progenitor “hago que el entrenamiento sea divertido para ella. No la obligo. Le encanta correr. Tanto si la gente se opone como si no, seguiremos adelante” No ha precisado si él “seguirá adelante” en su motocicleta o si esta vez cogerá un coche para estar más calentito. Perdonen que haya hecho esta broma pero es por no llorar.
Varios medios de comunicación, asociaciones medicas e incluso la propia federación de deporte escolar chino han criticado esta maratón suicida (y supongo que el de la nadadora también) indicando que este esfuerzo físico es extremadamente duro, incluso para un adulto y que seguro que le dejará secuelas físicas.
Los expertos piensan que este fervor olímpico tiene que ver con la obsesión de los padres por convertir a sus hijos únicos (está prohibido tener más de un hijo, otra restricción dictatorial) en los mejores en cualquier materia. Con esto pretenden que sus hijos, cuando sean mayores, les mantengan, ya que saben que la pensión de los jubilados son tan bajas que no les dará para vivir (otra bondad del régimen comunista).
Estos odiosos padres no hacen más que seguir, quizá exagerándolos, los métodos de entrenamiento de los equipos olímpicos chinos. Cuando al año próximo vean a los atletas de este país arrasar en todas las competiciones olímpicas piensen en cómo lo han conseguido.
Desde el nazismo e incluso antes, el deporte, y los juegos olímpicos en particular, siempre ha servido a las dictaduras para vanagloriarse y esconder la realidad a sus oprimidos habitantes y al mundo en general.
Cualquier dictadura, sea militar de derechas o comunista de izquierdas, debe de ser repudiada. Las democracias occidentales deben de luchar con todas sus fuerzas para que esta dictadura deje de oprimir al pueblo chino. No propongo un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 tal como se hacía en la década de los ochenta. El deporte sólo debe ser eso, deporte. Ahora bien, al dirigente que acudiese a cualquier recepción del gobierno chino o a cualquier fiesta fastuosa (que seguro que las habrá) deberían de cesarle en cuanto regresase a su país de origen. Hay que aislarlos y no dorarles la píldora como hacen hasta ahora. Tenemos que exigírselo. Son nuestros empleados aunque no lo parezca.
- ¿Qué es lo más emocionante de las Olimpiadas para ti, Paco?
- Sin lugar a dudas cuando encienden el pebetero olímpico. ¿Te imaginas que les falle el gas y no haya forma de encenderlo?
- Tu siempre pensando en el deporte.
El primer caso es el de la niña Huang Li de 10 años que ha nadado durante tres horas atada de pies y manos por el río Xingjiang (espero haberlo escrito bien). El artífice de tamaña brutalidad ha sido su padre, auto investido como su entrenador personal. Según él, con este ejercicio mejorará la resistencia de la niña para cumplir su gran sueño (supongo que el del padre) de que la niña sea medalla olímpica dentro de diez años. La niña, que nadó sin ningún tipo de protección ni seguro médico, finalizó su hazaña cuando su madre decidió que tenía que parar para comer algo. Según sus palabras “sé que puede continuar, pero temo que pueda estar en peligro. Hace frío y sólo ha comido un bol de fideos antes de empezar a nadar. La próxima vez nadará más tiempo y la seguiré con un bote para garantizar su seguridad.” ¿Les parece increíble? Pues sigan leyendo.
El segundo caso es el de otra niña Zhang Himin, esta vez de 8 años de edad que ha llegado corriendo desde su pueblo en el extremo sur de China hasta Pekín. La pequeña ha hecho 3.550 kilómetros durante 55 días, es decir, a 65 kilómetros diarios, desde las 2:30 de la noche hasta que llegase. También en este caso su desalmado entrenador es su padre que la acompañó durante todo el trayecto subido en una bicicleta motorizada. Según su progenitor “hago que el entrenamiento sea divertido para ella. No la obligo. Le encanta correr. Tanto si la gente se opone como si no, seguiremos adelante” No ha precisado si él “seguirá adelante” en su motocicleta o si esta vez cogerá un coche para estar más calentito. Perdonen que haya hecho esta broma pero es por no llorar.
Varios medios de comunicación, asociaciones medicas e incluso la propia federación de deporte escolar chino han criticado esta maratón suicida (y supongo que el de la nadadora también) indicando que este esfuerzo físico es extremadamente duro, incluso para un adulto y que seguro que le dejará secuelas físicas.
Los expertos piensan que este fervor olímpico tiene que ver con la obsesión de los padres por convertir a sus hijos únicos (está prohibido tener más de un hijo, otra restricción dictatorial) en los mejores en cualquier materia. Con esto pretenden que sus hijos, cuando sean mayores, les mantengan, ya que saben que la pensión de los jubilados son tan bajas que no les dará para vivir (otra bondad del régimen comunista).
Estos odiosos padres no hacen más que seguir, quizá exagerándolos, los métodos de entrenamiento de los equipos olímpicos chinos. Cuando al año próximo vean a los atletas de este país arrasar en todas las competiciones olímpicas piensen en cómo lo han conseguido.
Desde el nazismo e incluso antes, el deporte, y los juegos olímpicos en particular, siempre ha servido a las dictaduras para vanagloriarse y esconder la realidad a sus oprimidos habitantes y al mundo en general.
Cualquier dictadura, sea militar de derechas o comunista de izquierdas, debe de ser repudiada. Las democracias occidentales deben de luchar con todas sus fuerzas para que esta dictadura deje de oprimir al pueblo chino. No propongo un boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 tal como se hacía en la década de los ochenta. El deporte sólo debe ser eso, deporte. Ahora bien, al dirigente que acudiese a cualquier recepción del gobierno chino o a cualquier fiesta fastuosa (que seguro que las habrá) deberían de cesarle en cuanto regresase a su país de origen. Hay que aislarlos y no dorarles la píldora como hacen hasta ahora. Tenemos que exigírselo. Son nuestros empleados aunque no lo parezca.
- ¿Qué es lo más emocionante de las Olimpiadas para ti, Paco?
- Sin lugar a dudas cuando encienden el pebetero olímpico. ¿Te imaginas que les falle el gas y no haya forma de encenderlo?
- Tu siempre pensando en el deporte.
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