lunes, 9 de noviembre de 2009

Quiebra su banco o caja, ¿pierde sus ahorros?

A pesar de que nos quieran convencer de lo contrario, un sentimiento de inseguridad se está abriendo paso entre los ciudadanos: los españoles andamos preocupados (y mucho) por nuestros ahorros.

Varias razones para “estar preocupados” han aflorado estos últimos días. Por un lado, la primera caja que quebró (aunque el gobierno les echó un cable), Caja Castilla La Mancha (CCM) está en vías de ser comprada por Cajastur, una entidad que, como está claro, poco tiene que ver con la región manchega. Se ve que no han encontrado a ninguna otra caja que quiera asumir este muerto.
Pero si ya de por si resulta extraño que una caja no demasiado grande y muy localizada en Asturias se quiera hacer cargo de la entidad castellano manchega, lo más sorprendente es que para la compra va a utilizar a un banco de su propiedad del que pocos ciudadanos han oído hablar: Banco Liberta.

Este banco lo compró Cajastur en 1999 con la intención de crear un banco de agentes como forma de expandir el negocio de la entidad más allá del Principado. Pronto cayó en el olvido y, hasta ahora, nunca más se había oído hablar de ellos. Tiene un activo de 21 millones de euros, un beneficio de 39.000 y un solo crédito concedido por valor de 11.000 euros. De llevarse a cabo la operación, se hará cargo de unos activos valorados en más de 25.000 millones de euros.
Supongo que todo se hará de una forma impecablemente legal, pero si yo tuviera mis ahorros en CCM estaría un “pelín” preocupado.

Esta “quiebra encubierta” de CCM tiene visos de no ser la última. El Banco de España en su último Informe sobre Estabilidad Financiera, advierte de que existen ocho entidades financieras cuya situación es preocupante y que dos de ellas se enfrentan a graves riesgos por su exposición al ladrillo. Tienen una elevada tasa de morosidad y el peso del sector inmobiliario roza el 45% de sus carteras. Lo malo es que no nos dice cuales son esas entidades.
Por lo tanto, no es de extrañar que la patronal bancaria insistiera el pasado jueves en la necesidad de dejar quebrar a las entidades financieras insolventes (en referencia a las cajas de ahorro), pues "lo importante es el conjunto y no las piezas que lo integran".

Llegados a este punto, ¿qué ocurre si la entidad donde tenemos depositados nuestros (escasos) ahorros quiebra y no la rescata el estado?, ¿lo perdemos todo?

En un principio (y salvo que las cosas empeoren mucho) les recomiendo que tengan tranquilidad: sus ahorros están garantizados. Lo primero que debe comprobar es que la entidad financiera donde tenga sus depósitos debe tener “ficha bancaria”, es decir, estar debidamente inscrita en el Registro del Banco de España, y sometida a la Ley de Disciplina e Intervención de Entidades de Crédito.

En caso de que la entidad se “vaya al garete”, usted podrá recuperar hasta 100.000 euros por depositante y banco. Les pongo unos ejemplos:
-Usted tiene varias cuentas en una misma entidad: tendrá derecho a recuperar hasta 100.000 euros en total.
-La cuenta está a nombre de tres personas y suma 600.000 euros: cada uno recuperará 100.000 euros
-Usted tiene cuenta en dos bancos y ambos quiebran: podrá recuperar hasta 100.000 euros en cada uno de los bancos.

Estas garantías incluyen el dinero en cuentas corrientes, los certificados de depósito nominativos, y los valores negociables e instrumentos financieros que hayan sido confiados a la entidad (ojo, las acciones por el valor actual, no por el precio de compra). No se incluyen los fondos y planes de pensiones al estar en una cuenta aparte y quedar protegidos por otro fondo de garantía.

El Banco de España explica las garantías de los depósitos en su web y también pueden consultar la página del Fondo de Garantía de Depósitos (entidad que agrupa el dinero que cajas y bancos destinan para blindar los depósitos de los españoles).

Para finalizar, les diré que tampoco estaría de más que, en el caso de que tuviesen unos ahorros “importantes” depositados en una sola entidad, lo diversificasen entre varias.
Ya conocen el dicho empleado por los inversores: “no hay que poner todos los huevos en la misma cesta”. Y ellos, en teoría, de esto saben mucho.

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