lunes, 23 de noviembre de 2009

Seis consejos para no dejarse engañar por su banco



Nunca ha sido fácil tratar con ellos, pero desde que estalló la crisis crediticia, relacionarse con los bancos requiere, como mínimo, poseer un master en economía por la Universidad de Harvard. Imposible conseguir un préstamo personal, muy difícil conseguir uno hipotecario, una miseria de interés por las imposiciones a plazo y, a la mínima que se descuide, comisiones y gastos de todo tipo.

Si en los tres primeros puntos, prácticamente no hay nada que hacer, en el último, el de los gastos, una buena negociación puede hacerle no perder demasiado dinero. Vamos a explicar unos pocos consejos para, sin ser un experto financiero, poder salir airoso de la relación con su banco:


-Primero: todo se puede negociar con el banco. Desde el coste de las tarjetas de crédito hasta el tipo de interés de un préstamo hipotecario. Como si se tratase de un mercado persa, todo se basa en el “regateo” y, al igual que ocurre con los mercaderes árabes, si usted no abre la boca, el banco no le concederá ninguna rebaja.
Cuantos más “ases” tenga en su manga que le resulten atractivos al banco (nómina, recibos domiciliados, tarjetas, planes de pensiones...) más fácil le será negociar con ellos la rebaja de comisiones o la concesión de algún préstamo.

-Segundo: usted no está casado “hasta que la muerte los separe” con su banco. Acuda a otras entidades financieras, pida condiciones por escrito y compárelas con las que tiene. Con esas ofertas (por escrito), vuelva a su banco y “ayúdeles” a que, como mínimo, las igualen. Si no le hacen caso, cambie de banco.

-Tercero: cuidado con lo que firme. Antes de abrir una cuenta, ya sea en su banco de toda la vida o en uno nuevo, pida una lista con las comisiones que le van a cobrar y negócielas una por una. El objetivo es que no le cobren ni un céntimo por ninguna de ellas. Naturalmente, tendrá más posibilidades de conseguirlo si tiene muchos ahorros que ofrecer o una suculenta nómina que domiciliar. Pero no se dé por vencido si no posee ninguna de estas dos “ventajas”.
Tenga en cuenta también la posibilidad de contratar una cuenta “on line”. No tendrá una oficina física cerca de su casa, pero, prácticamente, no le cobrarán ninguna comisión.



-Cuarto: las cláusulas de los prestamos las carga el diablo. Si tiene la suerte de que le concedan un préstamo, no firme cerrando los ojos. Suelen acribillarle con seguros de vida, de incendio, de robo, aportaciones obligatorias al plan de pensiones, periodos mínimos de permanencia en la entidad... Algunas de ellas, desgraciadamente, tienen derecho a exigírselas y cobrárselas, pero otras no. Y se las intentarán colar. Consulte con el defensor del cliente de la entidad (es gratuito y están obligados a tenerlo) o del Banco de España.

-Quinto: los “regalos” suelen no serlo. Ante el interés tan bajo que ofrece la banca por nuestros ahorros, muchas veces caemos en la tentación de abrir una cuenta para obtener regalos o aparatos a coste muy bajo. Incluso hay quien lo hace para después regalarlos en navidad a familiares o a su pareja.
Tres asuntos: pregunte si ese regalo le computa en la declaración de la renta (como tributación en especie al 18%). El banco debe efectuar el ingreso en el fisco, no usted. Segunda: para conseguir ese regalo puede que le pidan que también domicilie la nómina o algunos recibos. Cuidado porque hasta que no certifiquen que lo ha hecho (mínimo un mes después) no le entregarán el regalo. Igual ya no le llega para la fecha escogida.
Tercera: Lea bien las condiciones de la oferta. Si le obligan a permanecer en la entidad dos años pagando comisiones por su cuenta y, encima, tiene que pagar los portes de esa televisión plana de 40 pulgadas tan pesada... igual está perdiendo dinero. Haga números.



-Sexto: nunca es tarde para reclamar. A pesar de haber ido con todo el cuidado del mundo, después de firmar se da cuenta de que las condiciones que le han impuesto son abusivas. Negocie con el banco para que se las quiten y, en caso de no conseguirlo, acuda a la oficina de reclamaciones del Banco de España y explique que había cláusulas “incomprensibles” en su contrato. No sería la primera vez que los jueces condenan a las entidades financieras por incluir cláusulas “incomprensibles”, e sea, por no escribir las cosas con sentido común.

Y olvídese de la famosa frase, “la banca siempre gana”. Gana el más listo, y ese puede ser usted.

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