Dos noticias sobre telefonía móvil están presentes estos días en todos los medios de comunicación. Y, como siempre, una de cal y otra de arena, por lo menos a nuestro entender.
Por un lado, nos complacemos en anunciarles que se va a prohibir que las dichosas llamadas publicitarias no solicitadas que recibimos en nuestros teléfonos (móviles y fijos), puedan realizarse desde número oculto. Esta nueva norma estará incluida, gracias a una enmienda de Convergencia i Unió, en el Proyecto de Ley por el que se modifica el régimen legal de la competencia desleal y de la publicidad para la mejora de la protección de los consumidores y usuarios.
La citada enmienda dice: "Además, es necesario que las llamadas con propuestas comerciales no se realicen a través de un número oculto, ya que si el consumidor o usuario quiere ejercer su derecho a manifestar que no quiere recibir más propuestas comerciales de un determinado empresario o profesional ha de conocer desde qué número de teléfono se realizó la llamada."
O dicho de otro modo: que podamos conocer quién nos molesta, quién nos despierta a los cinco minutos de empezar una placentera siesta o quién nos hace perdernos el desenlace de esa serie que seguimos desde hace medio año, para, llegado el caso, denunciarle por acoso. Que tomen buena nota los del maldito 1485.
Algo bueno tenían que hacer nuestros políticos.
O dicho de otro modo: que podamos conocer quién nos molesta, quién nos despierta a los cinco minutos de empezar una placentera siesta o quién nos hace perdernos el desenlace de esa serie que seguimos desde hace medio año, para, llegado el caso, denunciarle por acoso. Que tomen buena nota los del maldito 1485.
Algo bueno tenían que hacer nuestros políticos.
La otra noticia, que ya conocen ustedes, es que a partir del 9 de noviembre, todos los usuarios de tarjeta prepago que no han identificado su número ante su operadora, han perdido la posibilidad de realizar llamadas desde su teléfono móvil.
Supongo que, como siempre, la noticia habrá sorprendido a muchos usuarios, pero, en este caso, hay que reconocer que el aviso estaba dado con mucha antelación y estos últimos días nos han machacado insistentemente desde todos los medios de comunicación con la noticia. El que no lo haya escuchado es porque vive en otro mundo.
Supongo que, como siempre, la noticia habrá sorprendido a muchos usuarios, pero, en este caso, hay que reconocer que el aviso estaba dado con mucha antelación y estos últimos días nos han machacado insistentemente desde todos los medios de comunicación con la noticia. El que no lo haya escuchado es porque vive en otro mundo.
De todas formas, nuestro gobierno, conociendo cómo somos los españoles, nos ha decidido conceder una “gracia”: los usuarios a los que se les corte la línea recibirán un aviso de la operadora cada vez que intenten hacer una llamada recordándoles que deben contactar con la compañía para identificarse. En caso de no hacerlo, la línea será dada de baja definitivamente a los seis meses. Las llamadas de emergencia continuarán durante este periodo pudiéndose hacer.
Según nos quieren vender desde el Gobierno, esta medida se toma para combatir la delincuencia y el terrorismo. Se ve que piensan que a los atracadores o a los terroristas, a partir de ahora, se les podrá pillar porque llamarán para dar una amenaza de bomba desde un móvil registrado a su nombre.
¡Por favor! ¿Creen que un delincuente, después de conseguir una pistola de forma clandestina y de robar un coche para la huida, desistirá de cometer un robo por no poder comunicarse por teléfono de forma segura?
¡Por favor! ¿Creen que un delincuente, después de conseguir una pistola de forma clandestina y de robar un coche para la huida, desistirá de cometer un robo por no poder comunicarse por teléfono de forma segura?
Empezamos a estar hartos del control que ejercen las autoridades sobre los ciudadanos. Quien más y quien menos se siente vigilado y comprueba que su derecho a la intimidad queda en entredicho. Incluso los que no tenemos nada que esconder.
Cámaras por las calles, en los aeropuertos, en los bancos, en los cajeros... con los pagos de las compras por tarjeta saben lo que compramos, dónde y cuanto nos gastamos. Nuestra navegación por Internet queda registrada hasta el último movimiento y no digamos ya los correos electrónicos. ¿Han oído hablar del sistema SITEL? Y ahora, por si faltaba algo, tampoco podremos escaparnos de que queden grabadas nuestras conversaciones telefónicas. Supongo que el siguiente paso será instalar microcámaras en las cabinas telefónicas.
Es como si llevasen un registro de todos los que beben cerveza en el bar. -¿Me pone una caña? – Por supuesto, a ver ¿nombre y apellidos?
La sociedad occidental se caracteriza por ser libre. ¿Qué nos diferencia de las dictaduras si hasta para llamar por teléfono hay que pedir permiso?
El “gran hermano global” se acerca
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