lunes, 29 de marzo de 2010

Fiasco en los resultados de la última “hora del planeta” de la historia



No tenía previsto hacer mención a este “acontecimiento” celebrado el pasado sábado. Primero porque, vista la repercusión que tuvo similar post el año anterior, no es mi intención enfadar a esos pocos ilusionados “calentólogos” que nos visitan en alguna ocasión y segundo porque la iniciativa tampoco merece excesivos comentarios. Pero visto el seguimiento partidista que han efectuado la gran mayoría de los medios de comunicación, creo que los lectores merecen que los datos reales sobre el seguimiento de la campaña aparezcan reflejados en algún sitio. Aunque sea en este humilde blog.

Si ustedes han buscado datos sobre los resultados de “la hora del planeta” de este año, seguro que habrán tropezado con declaraciones como las que ha efectuado el secretario general de WWF España, Juan Carlos del Olmo.

Este buen hombre está orgulloso por "ser los artífices del mayor movimiento de solidaridad ambiental que jamás se haya organizado" y ha opinado que los récords de participación demuestran "la preocupación por el cambio climático y el clamor popular que exige medidas urgentes y contundentes contra el mayor problema ambiental al que se enfrenta la humanidad".

Supongo que todo esto lo habría escrito unos días antes de que se celebrara el hecho, ya que las perspectivas eran inmejorables: récord de países participantes (126), récord de ciudades (más de 4.000), récord de ciudades en España (200), récord de empresas e instituciones participantes... pero, al final, los números son muy tozudos y la realidad, es la que es.

Según Red Eléctrica Española (REE) el consumo de electricidad en esa hora apenas sufrió cambios significativos con respecto a la curva de previsión convencional (si ustedes están interesados, este tipo de estadísticas las publican la mayoría de los servicios de distribución eléctrica en todos los países del mundo).

Así, a las 20.20 horas (diez minutos antes de la iniciativa), la demanda ascendía a 31.429 megavatios (MW), mientras que veinte minutos después, pese al inicio de “la hora del planeta”, aumentaba hasta 31.527 MW. A las 21.20 horas, (diez minutos antes del final del acto de concienciación), la demanda había subido hasta 31.685 MW. Diez minutos después (coincidiendo con el final), descendió hasta 31.040 MW.


Viendo estas cifras, parece como si los españoles le hubiéramos hecho un “boicot” a la iniciativa, encendiendo las luces cuando debíamos apagarlas y apagándolas cuando finalizó el “mayor movimiento de solidaridad ambiental”.

Podríamos creer que los españoles somos poco solidarios; comprueben las cifras de otros países y se darán cuenta de que eso no es así. Este tipo de campañas son pura parafernalia que sólo sirven para que sus organizadores puedan seguir viviendo como reyes a costa de la ecología; para que las empresas participantes obtengan publicidad gratuita sin invertir un céntimo y para que los políticos de turno puedan hacerse la foto de rigor junto al monumento de su pueblo o ciudad con las luces apagadas.

Además, en el caso de haber tenido éxito el apagón, las consecuencias de éste no hubiesen sido las que esperaban los partidarios de la iniciativa. Al caer la demanda, se tendría que parar la generación eléctrica; ¿creen que una central nuclear o térmica se puede parar “solo” una hora? Desgraciadamente, lo único que se puede parar durante un espacio de tiempo tan corto son los molinos de energía eólica. O sea, el gesto de apagar las luces de nuestras casas durante una hora no restaría ni un gramo de CO2 a la atmósfera.

El verdadero ahorro energético se produce cuando el consumo energético se rebaja de forma constante. Y eso no se consigue con manifestaciones lúdico festivas como ésta sino educando a las personas para que optimicen su consumo energético desde que son niños y tienen uso de razón. Pero, por favor, sin Apocalipsis ni tremendas desgracias climáticas; utilizando sólo el sentido común.


Si todavía quedaba alguien que creía que este tipo de campañas servían para frenar el “cambio climático”, siento quitarle la ilusión: un 0,01% de las horas que tiene un año, sirve de muy poco.
- ¡Es por la concienciación!, me dirá en voz alta algún ecologista de salón.
Ya. Vistos los datos ofrecidos por REE, el pasado sábado, la concienciación tuvo una importancia “trascendental” que marcará “un antes y un después” en el movimiento ecologista.

PD. En el título del post, indico que fue la última “hora del planeta” de la historia. Por los resultados obtenidos, así debería ser, pero, no se preocupen, porque sabiendo quien lo organiza y quien lo apoya, tendremos “horas del planeta” para rato. Al menos hasta que se les ocurra otra cosa.

No hay comentarios: