Obesidad infantil: causas, efectos y soluciones

Es un hecho que el porcentaje de población obesa aumenta año tras año en el mundo. La vida que llevamos nos conduce a ello: comidas rápidas y poco “naturales”, escaso ejercicio, demasiadas horas ante la pantalla del ordenador y televisor, avances técnicos que nos permiten realizar trabajos apenas moviendo un dedo...

Este problema no es exclusivo de las personas adultas sino que, cada vez más, afecta a nuestros pequeños, incluso en edad de preescolar.

Los motivos son muchos y variados y cada día que pasa, los investigadores encuentran más. Está demostrado que los niños tienen mayor tendencia a ser obesos si sus padres también lo son, si viven en un hogar con ingresos por debajo de la media, si sus progenitores tienen un bajo nivel educativo o si su infancia se desarrolla en un hogar monoparental. Aunque estas razones expuestas son meramente estadísticas. La verdadera razón por la que un niño tiene sobrepeso es por culpa de una alimentación defectuosa y falta de ejercicio físico. Lo mismo que ocurre en los adultos.

Como pueden comprobar, obviamente, la culpa siempre es de los padres. No cabe la posibilidad de que sea de otra forma; es responsabilidad de los padres procurarles una alimentación sana y motivarles para que se muevan, ya sea jugando, practicando algún deporte o, simplemente, no dejando que se pasen la vida ante el televisor.

Dicho todo esto, hay que reconocer que no resulta sencillo conseguir que nuestros hijos sigan nuestras recomendaciones. Pero existen algunos trucos para facilitarnos el trabajo.
Según explica un estudio publicado en la revista 'Pediatrics', la obesidad infantil se puede frenar siguiendo tres sencillos pasos:

- Realizar las comidas en familia: cuando el niño come sólo tiende a excederse con alimentos altamente caloríficos, ingiere más cantidad de la que debería y huye de los alimentos sanos como las frutas y las verduras. Haciéndolo en familia, se puede controlar lo que come, a la vez que le estamos dando ejemplo cuando vea que comemos las frutas, las verduras y el pescado que tanto odia.

- Dormir lo recomendado: el niño ha de tener vitalidad durante todo el día. No puede estar cansado a las primeras de cambio. Es necesario que duerma las horas que le recomienda su médico o pediatra.

- Exceso de televisión: resulta muy cómodo (aunque ya se que a veces es imprescindible) dejar a los niños ante el televisor viendo los programas que más les gustan evitando que nos molesten. Pero eso tiene varios riesgos, ya sean debidos a las imágenes no recomendables para ellos que puedan ver o a la falta de interacción con la “caja tonta”. El niño tiene que responder ante los estímulos... y que alguien le haga caso (y eso no lo hace el televisor). Limite las horas que pasa delante del dichoso aparato y sustitúyalo por juegos en familia, conversación o lectura. Aparte de no sufrir sobrepeso, mejorará su inteligencia.

A estos consejos añádale un poco de control con lo que come entre horas (no le prohíba totalmente dulces y golosinas, que son niños), que modere el uso de videojuegos (se alteran en demasía, aunque también estimulan sus reflejos) y ayúdele a que se inicie en algún deporte, sobre todo si es en equipo ya que aprenderá valores como la amistad, el compañerismo, el juego en equipo, a saber ganar… y a saber perder, que muchas veces no resulta fácil de asumir.

Ya sabemos que estar algo obesos de pequeños no es sinónimo de que también lo sean cuando lleguen a la adolescencia o a la madurez. Puede que cambien su fisonomía o que adopten hábitos más saludables. Pero ayúdenles a que no sean “el gordo” de la clase. Los niños son muy crueles y se lo recordarán a todas horas. Si sus hijos no tienen que sufrir este tipo de burlas, no duden que se lo agradecerán. Se lo digo por propia experiencia