martes, 11 de diciembre de 2007

LAS INCONGRUENCIAS DE LA PAC


Si supera el último trámite parlamentario, la Comisión Europea eliminará los aranceles que se cobran sobre la importación de cereales desde ahora y hasta el próximo mes de agosto. Esta medida se toma para intentar frenar la desmesurada subida de precios que están experimentando los cereales y se acompañará con el permiso para que los campos no tengan que cumplir los años de barbecho correspondientes y la eliminación de la subvención a la exportación a terceros países.
A ver si lo he entendido bien. Los precios están subiendo desde hace varios meses, es decir, la demanda supera a la oferta y la Comunidad Europea está dificultando la entrada de nuevo cereal y facilitando su salida al exterior. ¿A qué estaban esperando para tomar estas medidas? ¿A qué se dedican estos burócratas, muy bien remunerados, europeos?
Pero no es de extrañar, este tipo de medidas proteccionistas se engloban dentro de la ruinosa PAC (política agraria común). ¿En qué consiste? Pues resumiendo mucho se puede decir que trata de proteger a los agricultores europeos frente a sus rivales del resto del mundo. Se aplican aranceles a los productos que vienen de fuera, con lo que se consigue que se importe menos y se subvenciona a los agricultores europeos para que produzcan más y puedan exportar parte de sus producciones.

¿Cuánto nos cuesta esta política proteccionista? Bastante más de la mitad del presupuesto de la Comunidad Económica Europea.
Esta vez se ha hecho con los cereales y por que no tenían más remedio. ¿Y porqué no se hace con el resto de los productos agrícolas? Por política. Por no perder unos cuantos votos de los proteccionistas y de los chauvinistas que piensan que lo de aquí siempre es mejor.

Voy a intentar explicar con un ejemplo lo que quiero decir: un país X tiene excedente de un producto agrícola, digamos algarrobas. En ese país sus habitantes pasan hambre pero, que le vamos a hacer, no quieren comer ese producto. Sus mandatarios lo quieren exportar a la CEE para, con el dinero que saquen, alimentar a su famélica población. Sin embargo, cuando llegan a las aduanas de la Comunidad, les colocan un arancel del 50% y lo que valía 100 pasa a valer 150 lo que provoca que su producto a partir de entonces sea caro y que los consumidores europeos no quieran comprarlo.
Mientras tanto, los productores europeos cultivan esas mismas algarrobas en sus tierras con un precio de 200. Como es caro, no lo venden y, entonces, la Comunidad sale en su auxilio y les subvenciona con la mitad. A partir de ahí su producto se puede vender.
¿Cuánto nos cuestan a los europeos las algarrobas? Nos cuestan 200, 100 que pagamos y 100 que subvencionamos, mientras que si se lo hubiésemos comprado al país X nos hubiese costado la mitad.
Ah! se me olvidaba. También hay que contar las ayudas humanitarias que salen de los presupuestos comunitarios para que los habitantes del país X no mueran de hambre.
¿Le encuentran algún sentido a esta política?

Algunos me dirán que lo que se quiere mantener es a una parte de la población trabajando en el sector primario ya que es estratégico. De acuerdo, pero que se haga con productos con alto valor añadido, que se paguen bien y que no puedan ser producidos en los países subdesarrollados. Productos de calidad cultivados, tratados, recolectados y envasados con técnicas vanguardistas y rentables.
En otros sectores de la economía ya se han dado cuenta y las industrias producen artículos de calidad, que sean rentables para las empresas. Para barato y malo ya lo hacen los chinos. Pues en este caso debería ser lo mismo: lo barato y fácil que lo hagan los países en vías de desarrollo.

¿Qué se conseguiría con esta política?
Para empezar, que les entrasen divisas por su trabajo y no por hipócritas ayudas humanitarias (como hasta ahora: por aquí te lo doy y por allá te lo quito). Esos países se modernizarían, sus habitantes encontrarían puestos de trabajo, vivirían felices en sus pueblos con sus familias y no tendrían la necesidad imperiosa de emigrar clandestinamente a la CEE para poder subsistir.
Y por la parte europea, se dejarían de malgastar los presupuestos y se podría dedicar más dinero a otros temas como políticas sociales o políticas de I+D+I.
Que eso sí que hace falta y no las algarrobas de nuestros agricultores.


- ¿Su primo no era el que cultivaba maíz en el pueblo?
- Sí, pero se cansó. Ahora se dedica al turismo.
- Cuénteme, Don Graciano.
- Se está forrando. Ha rehabilitado las cuadras y las alquila como vivienda rural. Su mujer continúa con los cacharros de cerámica que siempre había hecho y los vende a los visitantes y su hijo hace de guía de senderismo por los caminos que tan bien conoce. Ya no se preocupan de si llueve o de si recibirán la subvención de la Comunidad.

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