Ya saben todos ustedes que continúa celebrándose la convención sobre el cambio climático en Bali (Indonesia). La información que aparece el http://www.elperiodico.com/ sobre la conferencia, si no fuese porque es un tema muy serio, nos haría reír a todos al comprobar el cúmulo de incongruencias en el que caen estos mandamases de la ONU y sus agradecidos invitados.
La conferencia, como ya he dicho, se celebra en Bali, concretamente en un centro de convenciones de la paradisíaca zona de Nusa Dua (como de costumbre buscan sitios desagradables para sus reuniones). O sea, no podían haber elegido un país más apartado para celebrar la convención. Si quitamos unos cuantos países de la zona del pacífico, la mayoría de las delegaciones, la prensa y las ONG´s han llegado de Norteamérica y Europa. Al haberla hecho tan lejos, la media de kilómetros de ida y vuelta es de 20.000 por asistente (desde España 28.000). Al multiplicarlo por el consumo de CO2 por kilómetro y pasajero, y contando que se desplazan 10.000 asistentes a la reunión, ¡el consumo equivale a lo que gastan anualmente países como Ecuador o Perú!
Este consumo se obtiene si los asistentes se desplazan en aviones de 300 ó 400 pasajeros, pero también es verdad, que en una información aparecida hace unos días, se hacía referencia a que los hangares del aeropuerto de Bali estaban a reventar de jets privados y, en este caso, el consumo de CO2 por pasajero se dispara. ¡Cómo van a coger estrellas de la talla de Al Gore aviones de pasajeros convencionales! ¡Qué vulgar!
Aunque aquí, al estar en Diciembre, hace un frío que pela, nuestros queridos representantes han ido a hacer la reunión a una zona casi tropical, que tontos no son. Pero, ¡ostras! las temperaturas algo elevadas y la humedad de la zona hace que los salvadores del planeta noten algo de calor. Pues nada, a enchufar los aparatos de aire acondicionado en los lujosos hoteles y salas de convenciones hasta que haga incluso frío.
Como las reuniones se hacen en una zona a unos kilómetros de donde están situados los “modestos” hoteles, los organizadores han puesto a disposición de los participantes bicicletas gratuitas. “Como la mayoría son ecologistas y se preocupan por el medio ambiente, agradecerán el detalle de las bicicletas” pensaron los muy ingenuos. Las bicicletas tienen hasta telarañas y la carretera que une los dos enclaves es un tapón continuo de taxis que llevan a los conferenciantes. Nada de autobuses, que eso es de pobres.
Y como han ido a elegir un país, que aunque ha despegado económicamente hace algún tiempo, aún no ha llegado al grado de desarrollo de los países occidentales, los taxis existentes no son últimos modelos de coches y de sus tubos de escape salen columnas de humo que contribuyen “un poquito” al cambio climático.
Si al consumo de los aviones sumamos el aire acondicionado, los taxis, el consumo eléctrico del centro de convenciones, el de los hoteles y centros de ocio y algún que otro extra que se permiten los sufridos compromisarios, la cantidad de CO2 que se consume es equiparable al consumo anual de países, ya un poco más grandes, como Suecia o Marruecos.
Según las últimas noticias que llegan desde allí, la convención lleva camino de convertirse en un auténtico fracaso si las últimas reuniones que se llevan a cabo contrarreloj no lo remedian. Los europeos quieren poner unas restricciones muy elevadas, los norteamericanos no quieren fijar la cantidad de gases una vez concluya Kyoto, los rusos no quieren prestar apoyo tecnológico gratuito a los países en vías de desarrollo y China e India, como representantes más influyentes de estos países, dicen que la culpa de que haya tantas emisiones la tienen los países occidentales y que ellos no van a tomar medidas restrictivas que frenen sus economías. Un auténtico remanso de entendimiento y cordialidad.
Eso sí, Al Gore ya se ha puesto la medalla y ha dicho que la culpa de todo la tienen los Estados Unidos. ¿Estará un poco resentido por las elecciones que perdió contra Bush?
¿En serio se creen que toda esta panda van a solucionar los problemas del planeta?
- ¿Qué opina de la reunión en Bali de estos científicos, Don Graciano?
- Hombre, tú les llamas científicos porque seguramente no les conoces muy bien.
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