Hace quince días nos levantábamos con la noticia de que los nacidos durante lo que llevamos de siglo (en países desarrollados) llegarán fácilmente a superar la barrera de los 100 años de vida. El estudio lo realizó un equipo de investigadores de la Universidad de Dinamarca y del Instituto Max Planck de Alemania en la prestigiosa revista 'The Lancet'.
Pero no se quedan ahí, sino que afirman que los niños de hoy no sólo vivirán más sino que tendrán una calidad de vida muy superior a la de sus antepasados.
Pero no se quedan ahí, sino que afirman que los niños de hoy no sólo vivirán más sino que tendrán una calidad de vida muy superior a la de sus antepasados.
Ya. Todo esto de los estudios queda muy bonito, pero ¿será verdad? ¿Valdrá la pena llegar a los ochenta, noventa o incluso cien años? ¿Cómo nos encontraremos?
Estas preocupaciones se me han disipado hoy mismo: han llegado hasta mis ojos las fotografías de los World Masters Games que se están celebrando estos días en Sydney, Australia.
Estas preocupaciones se me han disipado hoy mismo: han llegado hasta mis ojos las fotografías de los World Masters Games que se están celebrando estos días en Sydney, Australia.
Échenle una ojeada a las fotos, no tienen desperdicio. En ellas podemos ver a corredores con más de 80 años que toman la salida de los cien metros lisos. O al australiano Osmo Millridge de 77 años que salta una de las vallas de la carrera de obstáculos. O al japonés Takashi Ogura de 86 años que realiza su lanzamiento de martillo. O a la nadadora canadiense Noel Morrow que protagoniza una historia poco común al ganar ¡71 años después! de su primer oro en Sydney, el mismo metal en la misma piscina.
Todo un ejemplo de superación, juventud de espíritu y voluntad de hierro.
Así si que quiero llegar a los cien años (si me dejan, claro).
Así si que quiero llegar a los cien años (si me dejan, claro).
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