domingo, 25 de octubre de 2009

Tonto del mes (XII): ganador de Gran Hermano “traficante”

Es una de las preguntas que más se suelen hacer a los afortunados ganadores de un premio millonario en las quinielas, la lotería primitiva o cualquier concurso de televisión: ¿Qué vas a hacer con el premio?
La mayoría estoy seguro de que piensan: “a ti te lo voy a decir”, pero, por simple educación ante las cámaras, contestan que con el dinero conseguido acabarán de pagar la hipoteca, “taparán” algunos agujeros, se comprarán un cochecito o harán ese viaje que siempre había soñado.
Lo que hagan después con el capital siempre será una incógnita, pero estoy seguro que muy pocos, por no decir nadie, hará lo que hizo Adam Jasinski, ganador de la novena edición del Gran Hermano estadounidense, o “Big Brother” como lo denominan allí.

Con los 500.000 dólares que ganó en el “reality”, Jasinski, de 31 años pensó en montar su propio negocio. Pero no pensó en una tienda de ropa o un concesionario de coches, no, el bueno de Adam quería entrar por la puerta grande en el mundo de los negocios, así que decidió que la mejor manera de gastar el premio era comprando miles de pastillas de oxicodona para posteriormente distribuirlas en toda la Costa Este del país.
La oxicodona es un fuerte analgésico que se puede usar como droga gracias el efecto eufórico que produce. Estos medicamentos están permitidos en muchos países, pero no así en los Estados Unidos. Podemos creer que la mercancía que vendía no era excesivamente peligrosa (y así puede que sea), pero la realidad es que estaba haciendo algo ilegal… y así le ha ido al joven.

La semana pasada, en un centro comercial de North Reading, Jasinski intentó vender 2.000 comprimidos a un testigo gubernamental. En el momento en el que los agentes intentaron arrestar al ex concursante, éste no sólo intentó evitar su detención, sino que a su vez tiró el calcetín en el que guardaba dos bolsas de plástico con la cantidad mencionada anteriormente debajo de un coche. Por supuesto, le pillaron y ahora se enfrenta a una pena de hasta 20 años de prisión y una multa de un millón de dólares por la posesión de esta sustancia y por su intento de distribución.

O sea, cualquiera de nosotros hubiésemos sido las personas más felices del mundo con medio millón de dólares debajo del brazo pero el tal Jasinski pierde lo ganado en el concurso, desacredita su imagen conseguida tras “duros esfuerzos” durante varias semanas ante las cámaras de televisión y encima, tiene que pagar el doble del premio que consiguió y pasarse una buena temporada en la cárcel.
Hay que ser tonto, aunque, lo peor de todo, es que estaba vendiendo sustancias prohibidas. Por lo tanto, cualquier pena que le impongan la tiene más que merecida.

Ya lo dice el refrán: zapatero a tus zapatos. Adam: dedícate a poner tu cara bonita ante las cámaras (si te dejan a partir de ahora, claro) y deja de hacer el burro vendiendo drogas a nuestros hijos.

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