La noticia aparece hoy en todos los medios digitales: El Comité de Empresa de General Motors (GM) de Figueruelas ha ratificado hoy por mayoría el plan industrial de la compañía Magna, que incluye el despido de 900 empleados, y ha decidido desconvocar las cuatro jornadas de huelga anunciadas para mañana, la primera, y los días 30 de octubre y 3 y 5 de noviembre.
Desde que hace ya varios meses, la matriz del grupo automovilístico con sede en Detroit anunciara que estaba al borde de la quiebra, la incertidumbre ha planeado sobre su filial europea, Opel. Varios compradores se atrevieron a realizar ofertas para su compra y, parece ser, que, al final, será el grupo austriaco canadiense Magna el que se hará con el 55% de General Motors-Opel en Europa.
Pero esta empresa no está dispuesta a mantener toda la infraestructura de la marca (General Motors tiene nueve factorías distribuidas en Alemania, Reino Unido, Polonia, Bélgica y España) y su compra está condicionada a realizar algunos “ajustes”. La “merienda de negros” que se ha organizado entre los gobiernos de los países implicados ha sido monumental y todos, sin excepción, están dispuestos a ofrecer “el oro y el moro” para mantener las factorías y, por consiguiente, los puestos de trabajo. Un buen ejemplo de la “convivencia” que existe dentro de la Comunidad Europea. En repetidas ocasiones ha debido comparecer la Comisión para advertir que no autorizará ayudas desmesuradas para que las factorías permanezcan en ciertos países.
Centrándonos en el caso de Figueruelas, Magna ofreció un mantenimiento de las instalaciones a medio-largo plazo, pero pagando un peaje ciertamente elevado: el despido de 1.322 empleados. Por supuesto que ante este panorama, los trabajadores (principales perjudicados) pusieron el grito en el cielo. Pero no sólo ellos, también los sindicatos, el Gobierno Regional Aragonés y hasta el gobierno central.
Tras varias semanas de negociaciones en las que han intervenido todos los estamentos antes mencionados, se ha llegado a un acuerdo: la compañía se compromete al mantenimiento de las dos líneas actuales de ensamblaje de la planta y de la capacidad técnica instalada de 478.000 unidades al año, además de realizar nuevas inversiones. A cambio, se procederá al despido de 900 trabajadores y los que se queden tendrán que asumir (de sus bolsillos) un ahorro de costes de 25,8 millones de euros anuales (lo que supone cerca de 4.000 euros por barba).
Las reacciones no se han hecho esperar: desde el Gobierno Central se aplaude el acuerdo y se anuncia un plan para la recolocación de los despedidos (que esperen sentados y recuerden lo que pasó en Delphi) , desde el autonómico reconocen que el ajuste en la plantilla es “complicado” y alaban la profesionalidad de los sindicatos favorables al acuerdo y desde los sindicatos UGT, CCOO, USO y Acumagne (los sindicatos CGT y OSTA, también presentes en el comité de empresa no estaban de acuerdo) sacan pecho por haber mantenido, en las condiciones antes citadas, la mayoría de los puestos de trabajo.
Hasta aquí la versión oficial. A partir de aquí, todo son suposiciones.
Lo primero, una pregunta: si la factoría de Figueruelas resulta que es la más rentable de Opel en Europa ¿por qué Magna amenaza con cerrarla? Personalmente, no conozco a ninguna empresa a la que le guste perder dinero y dudo mucho que se les cruzase por la cabeza la posibilidad del cierre. ¿Qué es lo que buscaban con su actitud?
Sin duda, el dinero que otros gobiernos les ofrecían por mantener sus factorías. ¿Por qué nuestro gobierno no ha ofrecido más que otros? No tengan ninguna duda: no lo han ofrecido porque no lo tienen. Se lo han gastado cambiando aceras, pagando cheques bebé a multimillonarios, descontando los 400 euros de las elecciones y pagando subsidios miserables a parados de larga duración a los que no han sabido proporcionar un empleo digno.
Lo primero, una pregunta: si la factoría de Figueruelas resulta que es la más rentable de Opel en Europa ¿por qué Magna amenaza con cerrarla? Personalmente, no conozco a ninguna empresa a la que le guste perder dinero y dudo mucho que se les cruzase por la cabeza la posibilidad del cierre. ¿Qué es lo que buscaban con su actitud?
Sin duda, el dinero que otros gobiernos les ofrecían por mantener sus factorías. ¿Por qué nuestro gobierno no ha ofrecido más que otros? No tengan ninguna duda: no lo han ofrecido porque no lo tienen. Se lo han gastado cambiando aceras, pagando cheques bebé a multimillonarios, descontando los 400 euros de las elecciones y pagando subsidios miserables a parados de larga duración a los que no han sabido proporcionar un empleo digno.
¿Seguro que Magna quería despedir a más de 1.300 empleados? ¿No tendrían en la cabeza desde el principio la cifra de 900 y lo subieron para poder realizar un macabro “regateo”? O peor aun, ¿lo subieron a 1.300 para que luego sindicatos y gobiernos nos pudieran vender que gracias a ellos se habían conservado 400 puestos de trabajo?
En Magna deben de estar exultantes: compran la factoría más rentable de Opel prácticamente a precio de saldo, consiguen ayudas de los gobiernos de la zona, conservan la producción que realizaban hasta ahora pero con 900 empleados menos y, encima los que se quedan, se rebajan el sueldo una media de 4.000 euros al año.
Nuestros políticos no han sabido defender los intereses de los ciudadanos ni los sindicalistas los de los trabajadores. Mientras ambos se dan apretones de mano y palmaditas en la espalda, 900 trabajadores se suman a las interminables listas de desempleados.
Tenemos lo que nos merecemos.
Tenemos lo que nos merecemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario