Tras más de dos años de caídas continuadas, parece que el mercado de la vivienda empieza a repuntar. Los datos del pasado mes de febrero son, cuanto menos, esperanzadores para el sector. Durante el citado mes, la compraventa de viviendas creció cerca de un 19% con respecto al mismo mes del año anterior, aumentando tanto las de nueva construcción como las de segunda mano.
Si usted, animado por el inicio de una próxima recuperación y ante la perspectiva de que los precios ya hayan tocado fondo, se decide a dar el paso de realizar la compra más importante de su vida (su vivienda habitual) le aconsejamos que tenga en cuenta algunos aspectos a la hora de presentarse ante la entidad financiera para pedir el préstamo hipotecario que le facilite tan deseada compra.
Aunque sabemos que nadie posee una bola de cristal que prediga el futuro, no estaría de más asegurarse de que el precio que le piden por su nuevo piso sea el mejor que se pueda conseguir. Existen regiones en las que parece que los precios, incluso, empiezan a crecer y, en cambio, en otras aun descenderán más. Acertar el momento oportuno puede suponerle un gran ahorro.
El siguiente paso es el más complicado: enfrentarse a la entidad financiera elegida para la concesión del préstamo. Empieza la verdadera carrera de obstáculos.
Lo primero que le pedirán será toda una batería de avales y garantías. Si las logra todas y el director de la oficina bancaria tiene un buen día, lea con lupa las condiciones a las que le conceden el préstamo. Cuidado con la famosa cláusula suelo, con la de riesgo de tipo de interés, con el swap... Ante cualquier duda, no dude en acudir a cualquier asociación de consumidores donde le asesorarán.
El último paso, pero no por ello menos importante, es el del cálculo de las cuotas a pagar. El Euribor ha cerrado el mes de marzo con un nuevo mínimo histórico (1,215%), el duodécimo de los últimos trece meses. ¿Qué significa esto?
Como ustedes ya conocerán, la mayoría de las hipotecas se conceden a un tipo de interés variable y el índice al que están referenciadas, casi la totalidad, es el Euribor. Tomando esa referencia, la entidad financiera le aplica un aumento que puede oscilar desde un 0,5% hasta un 2%. Es decir, si el director del banco del que hemos hablado antes le concede el ansiado préstamo hipotecario, posiblemente le aplique unos intereses que oscilarán entre un 2% y un 2,5%.
Haciendo cálculos, la cuota mensual resultante puede que resulte gravosa para su economía, pero recortando un poco de aquí y otro poco de allá, se puede asumir. Pero, ¿qué ocurriría si el Euribor dejase de estar en sus mínimos históricos y se situase en un nivel “normal”? Pues que aumentaría el tipo de interés que le aplican y, con él, la cuota a pagar mensualmente.
Según los expertos en el tema, el Euribor debería comenzar a repuntar a mediados de año, siempre y cuando se confirme que la recuperación económica de la zona del euro es sólida por sí misma y no depende de las ayudas de los gobiernos y los bancos centrales. Los cálculos en los que se mueven los analistas indican que a final de año el indicador estaría sobre el 1,5% y que, si todo evoluciona como está previsto, durante el próximo año y el siguiente, el Euribor se acerque a la cifra recomendable del 3%. No es ningún escenario catastrofista: entre el verano y el otoño de 2008 el indicador alcanzó máximos históricos al rebasar el 5,3%.
Teniendo en cuenta que el periodo de amortización de un préstamo hipotecario ronda los 20 ó 25 años, el Euribor puede que aumente y disminuya varias veces en ese tiempo. Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es fijar un término medio en el tipo de interés que ronde entre el 3% y el 4% y le sume el aumento al que le concede el préstamo el banco (un 1%). Partiendo de esos intereses del 4% ó 5% ¿podría asumir las letras mensuales? Esa es la pregunta fundamental a la hora de solicitar un préstamo.
En España ya tenemos memoria para saber qué pasa cuando los tipos suben y miles de propietarios se asfixian con cuotas hipotecarias que no pueden pagar.
Calcule unos intereses del 5% y si los números no salen es mejor no comprar o buscar otra casa más barata. En caso contrario, puede que se arruine de por vida.
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