Todos recordamos la sobrecogedora película de Steven Spielberg “La lista de Schindler” en la que un empresario lograba salvar de una muerte segura a un buen puñado de judíos durante la locura del nazismo en la segunda guerra mundial. En la película se reflejaba un ejemplo de la solidaridad de un europeo concienciado con la brutalidad del régimen nazi, pero no fue el único que arriesgó su vida en esa labor humanitaria.
En Madrid, concretamente en la estación de Nuevos Ministerios, se ha inaugurado una exposición, “Visados para la libertad. Diplomáticos españoles ante el Holocausto”, en la que se quiere recordar a los diplomáticos españoles de la época que denunciaron la persecución racial ante su propio gobierno, intercedieron por las víctimas ante las autoridades alemanas y los gobiernos colaboracionistas de los países ocupados y presionaron para hacer valer la protección consular española a favor de los judíos sefardíes.
Durante el recorrido de la muestra, el visitante se sumerge en plena segunda guerra mundial mediante lonas que sugieren soldados germanos con marchas militares y efectos visuales. Se puede ver un fragmento documental del encuentro entre los dictadores alemán y español y una película con el testimonio de aquellos que lo sufrieron, aparte de numerosos documentos de la época.
Según los historiadores que presentaron la exposición, lo más impactante es ver cómo estos diplomáticos intentaban hacer todo lo posible por llamar la atención de Madrid a través de cartas en las que denunciaban la situación y pedían flexibilidad para expedir visados y conceder cartas de protección, que rara vez eran respondidas.
Destacables son los casos de Julio Palencia, ministro de Legación en Sofía y de Ángel Briz que logró salvar a más de 5.000 judíos de la “solución final”. Su hija, presente en la inauguración recordaba que al principio lo ignoraron pero que al finalizar la guerra, el régimen franquista utilizó lo que había hecho su padre, y otros como él, exhibiendo la labor de sus diplomáticos como si hubieran obedecido a un mandato oficial. Nada más lejos de la realidad.
Se calcula que entre todos lograron evitar que ¡60.000! judíos murieran en las cámaras de gas.
En el mundo insolidario y egoísta actual, en el que las personas no logramos ver más allá de nuestro ombligo, resulta asombroso comprobar cómo, en plena segunda guerra mundial, unos diplomáticos, que tenían mucho que perder, arriesgaron sus carreras y sus vidas para salvar a sus congéneres. Ejemplos como éste demuestran la bondad de la raza humana y nos deja la esperanza de que el futuro pueda ser mejor.
Por cierto, y al hilo de este tema, los nacionalistas gallegos del BNG, socios del PSOE en el gobierno gallego, se negaron la semana pasada a firmar un manifiesto contra el Holocausto en el Parlamento Gallego. Alegaban que también querían que se condenase al estado de Israel por el problema palestino. ¿?
Algunos no pierden la ocasión para darse a conocer, metiendo la pata a la primera ocasión de que disponen.
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