miércoles, 13 de febrero de 2008

EN EL SEVERO OCHOA ALGO NO HUELE BIEN


Como casi todo en este país, el caso se ha politizado hasta límites insospechados: el médico jefe expedientado es del partido socialista y sus jefes, o sea la Comunidad de Madrid, del partido popular. Cuando surge algún problema todos se echan las culpas entre si, enchufan el ventilador y cuando más pronto pase la tormenta, mucho mejor.
Pero en este caso estamos hablando de personas y de un tema muy conflictivo (que durará muchos años siéndolo) como es la eutanasia.

El caso lo conoce todo el mundo: en el hospital Severo Ochoa de Madrid observan que se producen muchas más muertes de lo normal en el servicio de urgencias después de prescribírsele a los pacientes sedaciones desde el año 2003. Después de una denuncia anónima en el 2005 el caso llega a los tribunales que ahora acaban de exculpar al doctor Montes, jefe del servicio. Pero la polémica continúa.

Si observan el cuadro superior se darán cuenta de que la cosa no está muy clara. En el año 2002, las muertes en urgencias del Severo Ochoa supusieron un 31% sobre el total del hospital. En el 2003 fueron un 30% y en el 2004 un 26%. No resultaría extraño ya que es en urgencias donde se atienden los casos más graves y, por tanto, la mortalidad es mayor que en el resto del centro.
Pero todos los años la gravedad de los casos es muy similar y el porcentaje debería ser el mismo. Por lo menos eso dice la lógica. Pues en este caso la lógica se equivoca. A partir de la denuncia, en el año 2005 el porcentaje de muertos en urgencias sobre el total del hospital fue del 18%, en el año siguiente del 12% y el año 2007 fue del 16%. Es decir, después de la denuncia el porcentaje se redujo prácticamente a la mitad. ¿Será casualidad?

Pero los datos continúan obstinados en contra del doctor. La Comisión de Mortalidad del propio hospital, detecta “algunos casos de muerte en posible relación con tratamiento farmacológico, todos en el propósito de sedación terminal” y ordena iniciar una investigación. También observan como inadecuado el tiempo que los pacientes terminales permanecen en urgencias, en algunos casos hasta tres días antes de fallecer y consideran que lo más razonable sería que los ingresasen en planta hospitalaria.
Dos meses después presentan el informe de la investigación. Recogen datos de 29 casos en los que se prescribió sedación y los resultados son los siguientes: 15 casos son considerados como “decisión no adecuada”, 7 fue “dudosa”, 4 casos fueron indicados pero la dosis suministrada fue excesiva y en 3 casos la sedación fue apropiada. Por lo menos acertaron en un 10% de los casos. Buen porcentaje para un servicio de urgencias. ¿Será otra casualidad?
Aunque no salgo de mi asombro. Detectan sedaciones incorrectas en nueve de cada diez casos ¿y no hacen nada? Como para fiarse de las comisiones.

Con todos estos datos, si ustedes fuesen Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid ¿se hubiesen quedado con los brazos cruzados? Pues encima sale el tal doctor Montes y exige que se disculpe por haber lanzado contra él acusaciones infundadas. ¿Infundadas?

El derecho a la vida hay que preservarlo y garantizarlo siempre, sea enfermo terminal o niño que va al colegio. Nadie se puede erigir en Dios para decidir quien debe vivir y quien no. Que locos de ese tipo ya hemos sufrido demasiados.
Habrá quien esté a favor de la eutanasia y quien no, pero es ilegal y el que la practica sólo tiene un nombre: asesino. No importa el partido político al que pertenezca.

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