miércoles, 4 de febrero de 2009

Desamparo y esperanza ante la crisis

No hay día que transcurra en el que no nos “regalen” una mala noticia del mundo económico que, al fin y la cabo, es el mundo más real que existe.

Que conste que me desagradan todas las noticias negativas, incluso cuando nos hablan de los apuros de un gran banco o de una multinacional, porque, aunque se han cansado de enriquecerse cuando las cosas iban bien, sus apuros, al final, los acabaremos padeciendo todos. Pero, sobre todo, lo que más me enferma son las consecuencias que la crisis está teniendo sobre todos nosotros, sobre la gente de la calle.

Son miles (más bien millones, por desgracia) los testimonios que podemos encontrar de gente que lo está pasando verdaderamente mal. Dos ejemplos concretos:

-Un vecino de la localidad malagueña de Arriate pide ingresar en prisión. Olvidado por los servicios sociales, Andrés, que tiene una minusvalía del 65%, vive en una pequeña habitación sin agua, ni luz, ni aseo. Recoge agua de lluvia para poder cocinar y comida de un supermercado donde obtiene los alimentos fiados. Los propietarios de este supermercado también se han ofrecido a lavarle la ropa (un monumento para estas personas). Prefiere que lo encarcelen en prisión antes que morir congelado en su casa.

-Un vecino de Madrid piensa en el suicidio (recogido de elmundo.es). Inmigrante ecuatoriano, Rubén llevaba trabajando seis años en una empresa constructora. Para su desgracia, esta empresa entró en concurso de acreedores (suspensión de pagos) hace seis meses y desde entonces no ha cobrado (no puede cobrar el paro porque no lo han despedido). Con su mujer también desempleada, dos hijos pequeños (uno de ellos con grave discapacidad física) y una hipoteca que no puede pagar y por la cual le van a embargar el piso, Rubén ha pensado en más de una ocasión en quitarse la vida.

Pero desde este blog siempre queremos transmitir una visión optimista sobre la vida y, para contrarrestar los anteriores, queremos traer también dos ejemplos positivos, dos ejemplos de gente anónima que se preocupa por los demás y que, dentro de sus posibilidades, intenta hacer la vida más llevadera al resto.

-Manuel, de 75 años y propietario de varias viviendas en alquiler en Barcelona, ha decidido rebajar en 50 euros al mes durante un año el dinero que le deben pagar sus inquilinos. Él, que quiere permanecer en el anonimato, dice que “no paran de anunciar la crisis en la que estamos y todo el mundo debe contribuir”. La cantidad no es muy elevada, pero... ¿le obligaba alguien a hacerlo?

-En Madrid, un donante anónimo ha decidido dar 100.000 euros a los comedores sociales de la Diócesis de Madrid. La crisis está saturando estos comedores y las peticiones de ayuda se multiplican diariamente. Ya no sólo son inmigrantes los que acuden sino familias enteras de españoles necesitan diariamente un plato de comida caliente. Ante la falta de ayudas de los organismos oficiales, esta donación servirá para que los comedores puedan subsistir unos meses más.


Son pequeños motivos para la esperanza que, ante la brutal crisis que padecemos, van proliferando entre la sociedad. Porque, si esto no lo arreglamos entre todos... ¿quién lo hará? ¿el gobierno? ¿los sindicatos? ¿la banca?

No hay comentarios: