domingo, 22 de noviembre de 2009

Los médicos no quieren vacunarse de la gripe A


Con el tiempo, ya nos hemos dado cuenta de que, afortunadamente, la gripe A no ha resultado tan grave como se creía desde un primer momento. Digo que afortunadamente, porque, una vez comprobada su velocidad de transmisión, si hubiese sido mortal de necesidad...

Llegados a finales de noviembre, surge un problema inesperado: puede que en España sobren ¡25 millones de vacunas! Increíble. Al principio se dudaba que se pudiese conseguir una vacuna a tiempo, luego, que se pudiese producir en las cantidades adecuadas y ahora, que la población se las quiera poner.


Y tampoco resulta tan extraño que esto ocurra. Antes del verano se creó una alarma excesiva con la enfermedad. A cualquiera que le preguntasen le podía indicar cuantos casos estaban declarados, en qué provincia habían ocurrido y, si me apuran, hasta los nombres y apellidos de los afectados. La información que recibíamos desde los medios de comunicación era tan brutal que nos saturó. Cuando a finales de agosto (ante la alarma social causada) desde el Ministerio de Sanidad se quiso desdramatizar la situación y nos dijeron que la mortalidad era inferior a la de la gripe estacional... todo el mundo respiró profundamente, se calmó y pasó a considerar la enfermedad como “leve”.
Pronto surgieron las voces de siempre que nos decían que lo de la gripe A era un invento de las farmacéuticas, que las vacunas producían más perjuicios que beneficios, que nos querían engañar... y en pocos días, la obsesión de decenas de millones de ciudadanos por querer pertenecer a los grupos de riesgo para poderse vacunar, se transformó en serias críticas para que no les obligasen a hacerlo.


A fecha de hoy, desde todos los organismos oficiales, se nos aconseja que nos protejamos con la vacuna. A favor de ella están desde el Ministerio de Sanidad, hasta la última de las consejerías autonómicas, pasando por la Organización Médica Colegial o el Centro Nacional de Referencia. Todos coinciden en los beneficios que ello reporta y en la seguridad de la vacuna.
Pero de poco van a servir sus consejos si el grupo de profesionales al que más caso hacen los ciudadanos (y que coincide con uno de los grupo de riesgo), se niega mayoritariamente a vacunarse. Nos estamos refiriendo al colectivo de médicos y enfermeras: nada menos que un 70% de ellos no está dispuesto a vacunarse contra la gripe A, al igual que hace (o no hace) todos los años con la gripe común. A partir de ahí, a ver quien es el “chulo” que convence a la población de las bondades de la vacuna.


La mayoría de los médicos y enfermeras reticentes a inmunizarse alegan que se trata de una decisión personal que no responde a las características del producto y que sí lo harían si padeciesen alguna enfermedad que pudiese agravarse con el contagio de la gripe. Sin embargo, algunos galenos ponen excusas de lo más variopintas:
Unos dicen que “esta gripe está siendo más leve que la estacional, de la que sí suelo vacunarme, pero en este caso hay una falta de ensayos clínicos y de información", otro que "si la OMS recomienda que el personal sanitario se vacune me parece perfecto, pero yo no voy a hacerlo porque soy un ácrata sanitario” e incluso uno se descara diciendo "nos piden que nos vacunemos para que no contraigamos la gripe y faltemos al trabajo".
Efectivamente, se han hecho pocos ensayos, pero después de varias semanas, no se ha encontrado ninguna contraindicación. Al segundo, decirle que si es un “ácrata sanitario” lo mejor que puede hacer es dedicarse a otra cosa y al tercero, que si lo que quiere es quedarse en casa, que dimita y deje su puesto a otros que si que quieren trabajar.


Los médicos atienden a muchos pacientes y son un potencial vehículo de transmisión de enfermedades. ¿Aceptarían que les cosiesen una herida con una aguja que no hubiese sido desinfectada convenientemente después de atender al anterior paciente? Pues lo mismo ocurre con un médico a una enfermera: tratan a un infectado de gripe A, se contagian y luego se lo pasan a ustedes. Deberían obligarles a vacunarse o, al menos, a identificarse claramente como que se niegan a ello en las solapas de sus batas para que sus pacientes supiesen a qué atenerse.

Indudablemente, al principio se exageró con la peligrosidad de la gripe A, pero de ahí a no quererse vacunar media un abismo. En serio, ¿a alguien le gusta pasarse cuatro o cinco días con 39º de fiebre, dolores de cabeza y malestar general? Pues la vacuna evita todo eso.

4 comentarios:

Sr. Sabuco dijo...

Tampoco les hace mucha ilusión a los sanitarios vacunarse porque ya está habiendo muertes en España, observadas de primera mano por sanitarios al ver que otros compañeros sanitarios desarrollan, por ejemplo, encefalitis y convulsiones AL DÍA SIGUIENTE de ponérsela. Eso, quieras que no, ayuda a despertar.

Ahora bien, que si viene la peste neumónica como en Ucrania, que ésa si será grave, TAMPOCO habrá que vacunarse. Hay remedios mucho mejores, como la plata coloidal, de la que hablaré en breve.

QQQ dijo...

Me parece que olvidas, que la vacunación es libre y personal y que el médico, puede tener opinión propia y que ésta no sea la "postura oficial" te tiene que hacer reflexionar, el por qué.

Me parece que las razones que alegas en tu blog son una visión parcial de los motivos esgrimidos por los médicos.

No olvides que lo más fácil es ir a favor de la corriente y dejarse vacunar.

Sermau dijo...

Gracias por leer este blog y más aun por dejar sus comentarios,aunque lamento no estar de acuerdo con ellos.
Por supuesto que el personal sanitario tiene derecho a negarse a que les pongan la vacuna. Pero también tienen sus obligaciones y dos de las más importantes son su compromiso para con la sociedad, sobre todo en los momentos más difíciles (sólo hay que acudir a un hospital para constatar que este lo es y poco podrán hacer si caen enfermos ahora) y el no provocar con sus actos que personas sanas, enfermen.
Difícilmente podrán cumplir con sus obligaciones si no se quieren inmunizar ante la enfermedad.
Me dicen en el segundo comentario que las razones que alego en mi post son una visión parcial de los motivos esgrimidos por los médicos. Efectivamente, sus excusas me parecen verdaderas chorradas, pero es que no nos ofrecen otras. ¿Dudan de la efectividad de la vacuna? ¿Saben de sus perniciosos efectos secundarios? Pues que lo denuncien ante la justicia. Ya sé que se enemistarían con el Ministerio pero la población se lo agradecería y este humilde Blogger cambiaría de opinión.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

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