Junto con la reparación de electrodomésticos y automóviles (ya saben, no los mejoran, los dejan igual como estaban y encima cuesta un dineral), acudir al dentista es una de las cosas más desagradables con que nos encontramos en esta vida.
No me malentiendan; no estoy acusando a los odontólogos. Hacen su labor lo mejor que pueden y, encima, algunos de ellos hasta son simpáticos. Lo desagradable son los nervios que se sufren antes de sentarse en el maldito (aunque cómodo) sillón, el daño que se sufre cuando se está despanzurrado sobre él y el “sablazo” que le pegan a su bolsillo antes de salir de la consulta.
Porque sí, salvo contadas excepciones, la Seguridad Social continúa sin pagarlo. ¿Acaso tener una muela con el nervio a flor de piel no se puede considerar una enfermedad? ¿Y las encías en sangre viva tampoco? ¿Acaso duele menos que una torcedura de tobillo?
Pero quizá, lo peor de todo sea que, después de pasar todo este “calvario”, el tratamiento no haya sido el adecuado y usted se encuentre igual o peor que antes de acudir al dentista y éste no haga caso de sus quejas. ¿A quién acudir para reclamar?
Hasta ahora, la única vía era interponer una denuncia, pero a partir de esta semana, si usted no queda satisfecho con alguno de los servicios prestados por su dentista puede intentar reclamar a través del nuevo servicio del Defensor del Paciente Odontológico que acaba de presentar el Consejo General de Dentistas.
Se trata de un servicio de peritaje gratuito e independiente que pretende servir como órgano de mediación entre usuarios y profesionales. El funcionamiento es sencillo: el paciente afectado presenta su queja en este organismo. Desde aquí, se remite la información al Colegio profesional correspondiente de la región para que analice si se trata de una infracción ética y deontológica, que sí es de su competencia. En caso de que la queja sea de otro tipo, que escape a las competencias del Colegio, intervendrá el defensor del paciente, solicitando información del caso por escrito.
Este servicio se realizará gracias a la colaboración de dentistas ya jubilados de reconocido prestigio que mediarán entre las partes para conseguir un acuerdo satisfactorio. Si lo hay, el paciente evitará tener que acudir a los tribunales. En caso contrario, el defensor redactará un dictamen pericial para que el afectado acuda a otras vías de reclamación.
Hay que advertir que aunque el servicio sea gratuito, no lo serán las intervenciones externas que sean necesarias o que impliquen la participación de tribunales de justicia o de arbitraje externos. En ese caso, los gastos correrán a cargo de las partes involucradas.
Aparte de intentar solucionar conflictos, el Defensor del Paciente Odontológico también atenderá las sugerencias y observaciones que tanto pacientes como profesionales del sector puedan tener con el objetivo de detectar posibles deficiencias y promover medidas correctoras.
Independientemente de su labor, esta organización nos da unos consejos a los usuarios para no llevarnos “sorpresas desagradables”:
- Verificar que la clínica a la que acude está legalizada.
- Comprobar que el médico está colegiado en el Colegio de Odontólogos de su ciudad.
- Solicitar por escrito el diagnóstico, pronóstico y presupuesto del tratamiento a recibir.
- En pagos fraccionados, exigir siempre la factura de cada pago.
Esperemos que con este nuevo servicio, acudir al dentista se nos haga más llevadero. Aunque, sinceramente, dudo de que ése sea mi caso.
1 comentario:
Hoy he tenido una entrevista con un odontólogo representante del Defensor del Paciente Odontológico. No voy a exponer mi caso porque estoy aburrido del tema, pero os digo que no perdáis el tiempo acudiendo a dicha Asociación. Ha sido un espectáculo bochornoso de corporativismo. A toda costa trataba de justificar el trabajo de otro compañero. Lo intentaba una y otra vez por vías imposibles porque era un tema bastante evidente. Se les ve el plumero a la legua.
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