Hoy se celebra el Blog Action Day. Miles de bloggers hablaremos sobre un mismo tema: la pobreza. Desde aquí vamos a referirnos de la solidaridad con la pobreza en época de crisis.
Ya no queda ninguna duda de que estamos inmersos en una profunda crisis económica a nivel mundial. En unos países más que en otros, pero todos están sufriendo las consecuencias de políticas económicas en las que todo valía con tal de ser los más ricos y los que más crecían. Aun existen algunos políticos que, para escurrir el bulto de las responsabilidades, continúan diciendo que PIB de su país ha sobrepasado al de sus vecinos. Cuanto más tarde en darse cuenta del error de no reconocer la situación de crisis económica, más tardaremos en salir de ella.
¿Y esta crisis en qué afecta al mundo de la solidaridad?
Indudablemente, el flujo de ayuda internacional tenderá a secarse y se recortará la ayuda humanitaria y de cooperación. Programas encaminados al desarrollo de los países pobres se quedarán sin fondos, así como las campañas que organismos como la Organización mundial de la Salud llevan a cabo para erradicar enfermedades como la polio o la tuberculosis. Todo esto se financia con la ayuda de gobiernos e instituciones y ambas estarán sin fondos disponibles debido a la situación económica.
¿Y a nivel de calle? ¿Cómo afecta la crisis a las ONG españolas?
Pues lo van a pasar mal. Desgraciadamente, España ya no era un país que se caracterizase por las grandes donaciones. La media es de unos diez euros mensuales y sólo un 13% colabora regularmente con una ONG, porcentaje muy alejado del 56% de Gran Bretaña o el 50% de Alemania. Y estas cantidades no iban a mejorar ni aunque no hubiese habido crisis, ya que en una reciente encuesta de Intermón, dos de cada tres jóvenes no tiene ninguna intención de donar dinero a una ONG. Falta mucha solidaridad por lo visto.
Los donantes regulares son bastante fieles y no abandonarán a las ONG, aunque, seguramente, reducirán sus cuotas mensuales. Lo que desde luego no pasará es que las aumenten, como sería recomendable. Ya antes del verano, organizaciones como Intermón Oxfam y Médicos sin Fronteras constataban la dificultad para encontrar nuevos donantes y conservar los que ya tenían. Y las organizaciones que más bajas tendrán son las que captan socios utilizando campañas más emocionales.
Realmente, las organizaciones humanitarias aun no han vivido una experiencia de este tipo. En el anterior batacazo económico de principios de los noventa, las ONG españolas no pasaban de ser una suma de voluntariosas iniciativas humanitarias. Por lo tanto, desconocen hasta donde llegará el daño. De momento, entre sus planes está el reducir gastos internos antes que dejar proyectos incumplidos. Ya veremos como resulta afectada su lucha contra la pobreza. Pero todo tiene su lado bueno; unos años de decrecimiento les permitirán reflexionar, adaptarse y fortalecerse.
Cuando el cinturón aprieta, las hipotecas se disparan y se encarecen los productos de primera necesidad, es lógico que el ciudadano mire por los suyos. En tiempos de vacas gordas la solidaridad es fácil. Lo realmente difícil es ser solidario cuando las cosas van mal. Es una buena situación para trascender el nominalismo, las buenas palabras, los festivales musicales y la solidaridad de diseño.
Cuando sobra comida y no se sabe qué hacer de la ropa usada es fácil ser solidario. ¿Y ahora?
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