martes, 21 de octubre de 2008

Gallardón, Aído, Chaves, Touriño... nos “alivian” la crisis.

El otro día, un amigo me comentaba: “lo malo de una crisis económica como la que vivimos es que no sabemos cuando tocaremos fondo. Ni si cuando lo toquemos, empezaremos a excavar”.


Pues si, hasta en el gobierno de Zapatero se han dado cuenta que nos encontramos metidos hasta el cuello en la peor crisis de los últimos treinta años (sesenta si escuchamos al ministro de economía Solbes). Después de varios meses, electorales, mareando la perdiz con términos como desaceleración acelerada o crecimiento negativo (yo creo que eso es decrecimiento ¿no?), al fin reconocen que la cosa se ha puesto muy fea. ¡Lástima los meses que se han perdido!
Si fuese por otro motivo (me vienen a la cabeza las tumbas de la Guerra Civil que quiere abrir Garzón aunque no imagino al juez con el pico y la pala) nos darían igual las disputas entre políticos. Allá ellos. Que se diviertan. Pero lo que está en juego es el futuro económico del país y eso... son palabras mayores.

Las consecuencias de una mala política económica pueden ser demoledoras. El círculo catastrófico de caída de la demanda, menor producción, más paro, mayor caída de la demanda... ya lo tenemos aquí. ¿Hasta cuando? Esa es una buena pregunta.
Mientras tanto, crecerán los problemas económicos de las familias, aumentará la tasa de pobreza, habrá menos donaciones a las ONG, menor ayuda a los países menos desarrollados por parte de los gobiernos, paralización de las inversiones para conseguir energías limpias, retroceso en las políticas sociales, más restricciones a la inmigración, crecerá el racismo... en fin, aparte de a la economía habitual, la crisis golpeará con todas sus fuerzas al mundo de la solidaridad y aumentarán los problemas humanitarios.


Siempre he sido de la opinión que los políticos que nos gobiernan son nuestros empleados. Unos empleados mediocres (porque si no, trabajarían en la empresa privada), pero que se deben desvivir por solucionar nuestros problemas. Esta crisis se veía venir desde hace tiempo. ¿Qué han hecho para evitarla y que no pasásemos por este trance? NADA. Pelearse por ganar unas elecciones.

El problema ya lo tenemos aquí. ¿Qué hacen ahora? Les reflejo a continuación las informaciones que aparecen hoy (sólo hoy) en la prensa nacional.
- El presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño, se ha gastado en su nuevo coche oficial, un Audi A8, blindado y con todas las comodidades, 480.000 euros. Pero lo peor de todo es que, con éste, ¡van cuatro coches oficiales! Ya sólo le falta uno para poder viajar cada día laborable de la semana con un coche distinto. Ellos dicen que es para cambiar uno antiguo. ¿Era necesario ahora, teniendo otros tres? Es más, la Xunta dispone de ¡355 coches oficiales! que provocan unos gastos mensuales de 166.000 euros.

- El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, mientras amenaza a sus conciudadanos con aumentar los impuestos e imponer multas por sus basuras, aparte de escatimar dinero para gastos sociales, ha aprobado la subida de su sueldo y el de otros 103 altos cargos en un ¡11,7%! Su explicación es que no tenían más remedio que subírselo porque si no tendrían que haber cambiado todo el sistema retributivo. ¡Pues que lo cambien!


-En el Ministerio de Igualdad, que dirige la ministra Bibiana Aído y del cual aun no tenemos muy claras sus funciones (bueno, ni nosotros ni nadie), el salario medio de sus trabajadores superará los ¡51.000 euros anuales! El ministerio está plagado de altos cargos (16 para 107 funcionarios) mientras las asignaciones para sus programas estrella como el de Igualdad de Oportunidades o el Instituto de la Mujer ven estancadas sus asignaciones.

-La Junta de Andalucía de Manuel Chaves promovió el año pasado un plan dotado con 35 millones de euros para recolocar a los 1.500 trabajadores despedidos de la factoría de Delphi (ya saben, como la empresa era yanqui, Chaves tenía que salir a hacerse publicidad). El objetivo era formar a los parados para conseguirles un nuevo trabajo. Después de 15 meses no han conseguido recolocar a ningún obrero y últimamente, el plan formativo consiste en visitas a una bodega de Sanlúcar de Barrameda (con su correspondiente degustación de finos), excursiones al zoológico de Jerez y visionado en clase de películas comerciales aportadas por los propios alumnos. Si les hubiesen dado directamente el dinero a los desempleados, cada uno habría recibido más de 20.000 euros. Eso si, ningún funcionario hubiese “mojado”.


Esta misma semana se ha aprobado en el congreso el “decretazo” para conceder “ayudas” a los bancos y cajas (con el dinero de todos, claro). Centenares de miles de millones de euros. Cantidades que escapan al razonamiento de la mayoría de los humanos. ¿Solucionarán la crisis? ¿Cuántos millones se quedarán por el camino?

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