Hielo ártico, ¿aumenta o disminuye?

Los fríos datos (nunca mejor dicho) son los siguientes:
La superficie helada en el océano Ártico ha sido durante los últimos días del mes de septiembre (cuando menor es su extensión, justo antes de que vuelva a hacer frío) de 4,67 millones de kilómetros cuadrados de superficie. El año pasado, 2007, fue de 4,28 millones, mientras que la media del periodo 1979-2000 estuvo en 7,45 millones.

¿Las interpretaciones?
Para los defensores de la teoría del cambio climático, 2008 ha supuesto el segundo récord de menor superficie helada de la historia, sólo por detrás de 2007. El mínimo logrado ha estado un 34% por debajo de la media entre los años 1979-2000 (anteriores a esa no existen mediciones ya que se efectúan a través de satélites), lo cual ratifica la tendencia negativa en la extensión helada del océano Ártico. Es más, el hielo que se ha formado después del verano de 2007 es mucho más joven, con lo que es más delgado y frágil y con la llegada del calor se derrite con mayor facilidad. Para este grupo, no sólo cuenta la superficie sino que también se debe medir el grosor del hielo que queda (muy delgado según ellos) y la velocidad con la que se ha derretido este año, superior a cualquier otra conocida.
Todos estos datos evidencian que el proceso del cambio climático se está agravando, debido sobre todo, a la acción descontrolada del hombre.

Vamos ahora con la otra parte, con los que piensan que el cambio climático se debe a causas naturales y no a la acción humana. Para este grupo, que la superficie helada haya aumentado en un 10% supone un claro cambio en la tendencia registrada en los últimos años. El planeta ha sufrido un calentamiento generalizado desde 1977 hasta 1998 pero, a partir de ese año, la tendencia ha cambiado y pronostica la llegada de un nuevo enfriamiento global que podría alargarse durante las próximas tres décadas.
Además, indican que mientras el hielo ártico ha estado bajo mínimos, el antártico, en cambio, ha marcado su máximo. La suma de las extensiones heladas de ambos polos ha sido un millón de kilómetros superior al del año anterior.
Este incremento en la superficie helada coincide con un cambio en la tendencia de la temperatura media global, que este año ha sido la más baja de la última década y todo ello, a pesar de que las concentraciones en la atmósfera de CO2 siguen su aumento imparable.

¿Quién de los dos tiene razón? No lo sé, pero una cosa tengo clara, por la inminencia de los cambios que nos anuncian ambos grupos, no tardaremos mucho en saberlo.

Creo que nos hallamos inmersos en una cruenta guerra entre dos grupos que cuentan con una tremenda influencia sobre los gobiernos de medio mundo y sobre los medios de comunicación.
En una parte del cuadrilátero, los defensores de la influencia del hombre en el cambio climático. ¿Quiénes son? Veamos, si el CO2 lo producen los combustibles fósiles, habrá que buscar energías no contaminantes, como la nuclear o las renovables. Pues tengo claro que en este bando se alinean los que más pueden ganar con la implantación de estas energías.

En la otra esquina del cuadrilátero, los que defienden que el hombre no tiene ninguna influencia sobre el clima. Es decir, los que desean que se continúe usando el petróleo y sus derivados como fuente de energía.
Y en el centro, el resto de la humanidad, soportando a los que nos amenazan con el Apocalipsis y a los que nos tachan como pobres crédulos por hacerles caso.

Por mi parte, continuaré ahorrando toda la energía que pueda (mi bolsillo también lo agradecerá), contaminando lo menos posible e intentando preservar al máximo el medio ambiente. Las guerras... que las hagan otros.