viernes, 21 de noviembre de 2008

Empeora la pobreza en España


En el período 1994-2007 los índices de desigualdad y pobreza apenas se han reducido en España, a pesar del proceso de crecimiento económico sostenido que se ha desarrollado durante ese tiempo.


Según el último informe de FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) sobre Exclusión y Desarrollo Social en España 2008, la pobreza sigue afectando a una quinta parte de los hogares e incide en mayor medida en personas mayores, mujeres y niños.
Todo esto, repetimos, en el período de mayor crecimiento continuado que ha registrado España en casi toda su historia. ¿Qué pasará ahora cuando nos hemos metido de lleno en una crisis sin precedentes?
Los primeros datos no son nada esperanzadores. Esta apareciendo una “nueva pobreza” ligada a la crisis el como impago de alquileres o hipotecas así como el agotamiento de los subsidios por desempleo.


Las demandas a organizaciones humanitarias como Cáritas han aumentado en un 50% a la vez que las donaciones que reciben estas organizaciones van disminuyendo y los fondos de las administraciones públicas van a parar a otros destinos. Actualmente, aparte de las demandas habituales como comida y ropa, están surgiendo otras como refugio, dinero para pagar la hipoteca o la ayuda para encontrar un empleo.

En España, los “sin techo” se cifran en unos 30.000 a los que hay que sumar un millón y medio de familias que viven en infraviviendas. Sin embargo, una nueva tendencia está surgiendo: si hasta hace poco la pobreza golpeaba, sobre todo a personas mayores, en la actualidad, la media de edad de las personas que carecen de hogar ha bajado hasta los 37 años. Cada vez son más jóvenes y, aunque podamos pensar lo contrario, mejor preparados: el 64% ha terminado la educación secundaria y un 13% ha recibido educación superior. Es más, un 30% del colectivo es abstemio y muchos de ellos reconocen no haber tenido nunca problemas con las drogas.
¿Qué está sucediendo para que jóvenes que rondan los treinta y tantos y con estudios medios pueblen las calles de nuestras ciudades? Se me eriza la piel al pensar en el estado de depresión y frustración en el que se encontrarán viéndose en esta penosa situación.


Consideración aparte merece el amplio colectivo inmigrante. Como cabía suponer, la crisis les está golpeando primero y más fuerte a ellos que al resto de la población. Era previsible que fuesen los primeros en perder el trabajo y así ha sido. Sin embargo, apenas existen los “sin techo” entre la población inmigrante. Es curioso que estas personas, que llegan a nuestro país con escasas raíces familiares, en el momento en que se encuentran en apuros, se ayuden entre ellos como si fuesen uña y carne. Un bonito ejemplo de solidaridad.


Es necesario que tomemos plena conciencia de cuales son nuestros déficits sociales. Las administraciones públicas se deben volcar en buscar soluciones para ayudar a todas estas personas que malviven en nuestra sociedad. Pero todos deberemos arrimar el hombro si queremos que esta crisis no se convierta en un drama que persista durante décadas entre nosotros.

Ya se que cuando nos debemos apretar el cinturón, uno de los primeros agujeros lo solucionamos dejando de hacer donaciones a ONG´s. Cambiemos de mentalidad; olvidémonos de algunos gastos superfluos y mantengamos las ayudas a los necesitados.
Dios no lo quiera, pero algún día podríamos ser nosotros.

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