miércoles, 26 de noviembre de 2008

Maltratadores: un problema serio… y peligroso


Ayer fue el Día de la Mujer Maltratada. Ya sé que estarán un poco saturados del tema pero entre las muchas informaciones que se pudieron leer y escuchar en los distintos medios, he entresacado algunas que me han resultado interesantes y, a la vez, esclarecedoras de la terrible situación que les toca vivir a muchas mujeres.


Existen en España dos millones y medio de mujeres que confiesan haber sido víctimas de malos tratos tanto físicos como psicológicos. Si pensamos que en nuestro país existen 17 millones de hogares, de la división resulta que en uno de cada siete habita una mujer maltratada. Increíble, ¿verdad?
Por esa misma regla de tres, calculen cuantas viviendas hay en su comunidad de vecinos o en su calle, divídanlo por siete y les saldrá el número de mujeres que sufren en silencio el maltrato cerca de usted.

Estas mujeres tienen un doble calvario: aguantar los caprichos del maltratador de turno y no podérselo decir a nadie. Tienen miedo de acudir a la policía (aunque cada vez menos) y no se atreven a comentarlo con familiares, amigos o vecinos por vergüenza y por que saben que no les va a servir de nada.


Me explico: Según el delegado del Gobierno sobre Violencia de Género, Miguel Lorente, sólo el 2,3% de las mujeres y el 0,4% de los hombres consideran que la violencia machista es un problema grave.
Estos datos dejan, como poco, pasmado a quien los lee. ¿Cómo se va a acabar con el maltrato si la sociedad tiene una sensibilidad, un conocimiento y una capacidad de reacción tan baja frente al problema? ¿Nos da igual que cada año mueran más de setenta mujeres a manos de sus parejas? ¿Nos importa poco que en uno de cada siete hogares exista una mujer que sufre? ¿Cómo podemos ser tan insensibles?
Y no será por que no se hagan continuas campañas por parte del Gobierno o porque los medios de comunicación no insistan casi a diario sobre ello (aunque, a mi juicio, deberían silenciar los morbosos asesinatos ya que lo único que se consigue es que el siguiente loco quiera superar al anterior).
Continuamos conviviendo con la despreciable frase de “la maté porque era mía” y con la estúpida excusa del “algo habrá hecho para merecerlo”.
Mientras la sociedad no se mentalice que el único culpable es el agresor y que sus actos no se minimicen y justifiquen, poco se avanzará en la lucha contra esta lacra.


Se piensa, erróneamente, que el maltratador es una persona que, cuando realiza su agresión, lo hace en un momento de ofuscación. Nada más lejos de la realidad.
En un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de Navarra entre presos condenados por maltrato, se ha llegado a la conclusión de que detrás del maltratador se esconde un hombre machista, emocionalmente inestable y dependiente, normalmente con problemas de alcohol y drogas y que sufre una enfermedad mental. En pocas palabras: un tipo realmente peligroso.
El 87% de los reclusos por malos tratos muestra, al menos, un trastorno de la personalidad y, muchos de ellos, varios al mismo tiempo. Un 15% tiene tendencias psicopáticas, un 38% tiene antecedentes psiquiátricos (sobre todo por trastornos adictivos y depresión) y un 36% cuenta con antecedentes penales.
Con estos datos, no es de extrañar que se haya producido un aumento del ensañamiento en los homicidios. Los datos son espeluznantes: en el año 2002 las mujeres asesinadas por arma blanca recibieron una media de ¡16 puñaladas! Pues bien, en el 2006 ¡la media subió hasta 28! Para los que no le den importancia al tema, ¿les parecen poco peligrosos estos individuos? Pues denuncien a los que conozcan. El número lo conocen: 016.


Un último apunte, para no aburrirles. El perfil de la mujer asesinada es: más de diez años de casada, ha recibido malos tratos físicos habitualmente junto con amenazas de muerte, pertenece a una clase social baja o media-baja, ha abandonado a su agresor después de una larga convivencia y llevan separados menos de nueve meses.
Si usted es mujer y cumple estos requisitos, vaya con cuidado. Por favor.

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