lunes, 22 de diciembre de 2008

Evo Morales cumple: Bolivia alfabetizada



¡Por fin llegó el día! No todo iba a ser malo.
Desde que Evo Morales accedió al poder del gobierno de Bolivia hemos tratado de encontrar noticias positivas de su gestión. Desgraciadamente, hasta ahora sólo habíamos visto ramalazos de autoritarismo en sus actos. Desde la famosa frase de que él hacía las cosas y después su equipo de juristas se encargaba de legalizarlas hasta sus disputas encarnizadas con los gobernadores de las provincias “opositoras”, todo hacía pensar que Bolivia se encaminaba hacia una dictadura “populista”.
Por eso queríamos encontrar alguna noticia que demostrase que su labor no sólo va encaminada a perpetuarse en el poder, sino que también lucha por mejorar las condiciones de vida de su pueblo. Y hoy la hemos encontrado.


Bolivia ha pasado en tres años, los que lleva en el poder Evo Morales, de una tasa de analfabetismo del 15% a menos del 4%, según lo ha ratificado la UNESCO (esta es la cifra máxima que este organismo establece para declarar alfabetizada cualquier nación).
Eso si, no se crean que Evo lo ha asumido con tranquilidad y sin cometer aspavientos, no, el presidente boliviano apareció el sábado pasado ante 8.000 compatriotas que abarrotaron el Coliseo de la Coronilla de Cochabamba, la capital del trópico cocalero del Chapare. El acto de exaltación fue digno de contemplarse, baste con reflejar una de sus última frases: “hoy puedo decir: ¡misión cumplida ante el mundo entero!”. La propaganda ante todo.


Y es una lástima que actúe así, porque el trabajo que han realizado merece la pena. En 33 meses han conseguido que 824.000 bolivianos, en su mayoría mujeres indígenas quechuas, aymaras y guaraníes, hayan aprendido a leer y escribir. Para ello, se han ayudado del método audiovisual cubano “yo si puedo”, el mismo que implementó anteriormente Fidel Castro en Venezuela.
Con la ayuda de Cuba y Venezuela, se orientó a 50.000 educadores bolivianos y se repartieron 30.000 televisores y reproductores de video para poner en marcha el programa educativo. Incluso se tuvieron que instalar más de 8.000 paneles solares para generar electricidad allí donde no llegaba el tendido eléctrico y suministrar 200.000 gafas para aquellos ciudadanos que no veían bien. Los resultados de todo este esfuerzo han quedado bien patentes.

Anécdotas ha habido seguramente tantas como gente ha aprendido a leer, pero baste con el ejemplo de una anciana de 92 años que llegaba a la escuela después de caminar una hora desde su aldea, apoyada en su bastón. Nunca le pusieron una falta de asistencia porque fue todos los días a clase.
Las personas, seamos de donde seamos, tenemos una condición innata que nos lleva a querer aprender siempre. Por eso es un crimen que por razones sociales, políticas o económicas se les prive de ese derecho.


La madre de Evo Morales fue analfabeta, su padre casi y varios de sus familiares no sabían leer y escribir cuando él llegó al poder. Por eso, cuando todavía era candidato a ocupar el sillón presidencial, expresó con convencimiento: “Quiero ser presidente para acabar con el analfabetismo en Bolivia”. Lo ha conseguido. Ahora sólo falta que los ciudadanos que han aprendido a leer, puedan practicarlo con opiniones plurales y no sólo con lo que Evo les quiera comunicar.
Eso también sería un gran paso para el pueblo boliviano.

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