domingo, 28 de diciembre de 2008

¡Qué miedo me dan!

Si hay algo a lo que le tenga más miedo que a la profunda depresión económica hacia la que nos encaminamos, es a los políticos que tienen que gestionarla para que podamos salir de ella en las mejores condiciones posibles. ¡Y cuanto antes!


No soy un experto en la materia, pero que hayamos entrado en una crisis económica no nos debe de extrañar. A largos periodos de bonanza, le siguen otros en los que se tienen que purgar los excesos.
En los últimos años se había recalentado la economía. Había exceso de dinero y a nadie le importaba lo que se pagaba por los bienes. Daba igual que el petróleo estuviese por las nubes, que por las viviendas se pagase el doble de lo que valían o que la escalada de precios de los alimentos no tuviese fin. No importaba; si no se llegaba a fin de mes se podía pedir un crédito bancario, a unos tipos de interés irrisorios.

¿Quién propiciaba que hubiese ese exceso de dinero? No tengo ninguna duda que los causantes de esta situación han sido los bancos centrales. Querían crecimiento a toda costa, sin prestar atención a la inflación, una de sus principales misiones.
Cuando quisieron remediarlo, bastó con que aumentasen los tipos de interés un par de puntos para que todo el castillo de naipes se desmoronara: créditos hipotecarios impagados, falta de liquidez bancaria, quiebras, cierres de empresas... El círculo virtuoso se ha dado la vuelta y ahora nos lleva al desastre.


¿Soluciones? Complicadas. Normalmente se echa mano de una bajada de tipos y una inyección de liquidez a los bancos para que la economía vuelva a moverse. No se han andado con rodeos a la hora de aplicar estas medidas: billones de euros para salvar bancos (total, el dinero no es suyo) y el interés al 0%.
Grandes medidas. Pero, ¿no habíamos quedado que la crisis está provocada por unos tipos de interés demasiado bajos? Pues si no quieres caldo, dos tazas. Quieren solucionar la crisis aplicando las medidas que la han provocado. Y prestan el dinero a los bancos que están a punto de la quiebra, ¿no se dan cuenta que los bancos utilizarán esa inyección para sanear sus balances, en estado de coma por las malas inversiones realizadas, antes que para prestar dinero y reactivar la economía?

Es la manía que tienen los políticos de aplicar siempre el intervensionismo. Primero intervienen para crecer desmesuradamente y asegurarse, de paso, la reelección y luego vuelven a intervenir para salir de la crisis que ellos mismos han provocado. Se creen dioses económicos cuando son los más comunes de los mortales.


Y si no me creen, lean las declaraciones que ha hecho el ministro de trabajo italiano, Maurizio Sacconi. Es de común aceptación por parte de todos los “sabios” económicos que una economía con alta productividad (más producción con los mismos operarios) puede capear mejor las crisis económicas (ejemplos de ello hay muchos; Alemania tiene unos sueldos muy altos pero muy alta productividad, lo que le permite exportar lo que produce a precios moderados, consiguiendo que el paro no sea uno de sus principales problemas).
Pues bien, el citado ministro, en un ataque de lucidez, ha manifestado que para salir de la crisis económica “hay que trabajar menos y cobrar menos”. Propone trabajar algunos días de la semana y el resto aplicar la suspensión temporal de empleo (en el que se cobra el 85% del sueldo) para que todos puedan trabajar. O sea, menor productividad y más gasto del estado (o sea, de todos).

Está claro que poco es mejor que nada, eso lo podemos decir usted o yo, pero no un ministro de un país del G8. ¿No sabe que cuando una persona ve mermados sus ingresos consume exponencialmente menos? Multiplíquenlo por todos los trabajadores italianos, súmenle que el estado tampoco podrá invertir ya que se lo gasta en subsidios y ya me dirán cómo va a resurgir aquella economía.
Yo no quiero que me igualen por abajo con el resto de la gente. Si tienen que hacerlo, que todos estemos arriba.


Lo malo es que son tan mediocres que no creo que tarden nuestros políticos españoles en proponer alguna medida similar. Siempre se copia lo malo, nunca lo bueno.
Todos estos son los que nos tienen que sacar de la crisis. ¡Qué miedo me dan!

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