martes, 9 de diciembre de 2008

Energía eólica: insuficiente y cara, pero los buitres se salvarán


La energía eólica se está imponiendo como la única energía alternativa capaz de sustituir, al menos en parte, a las tradicionales energías de origen fósil.
Sin embargo, este tipo de energía también tiene sus puntos débiles. Uno de ellos es la oposición de las comunidades que tienen que albergar los parques eólicos. Argumentan que estas instalaciones destrozan los paisajes en los que se ubican y que, además, provocan una mortandad más que considerable en la fauna que habita estos parajes, sobre todo en lo que aves rapaces se refiere.

Para subsanar estos defectos y salvaguardar las poblaciones de estas aves, la mayoría de ellas en serio peligro de extinción, un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de la Fundación Migres han ideado un dispositivo capaz de detectar la presencia de estas aves y su trayectoria, con el fin de detener las palas de los aerogeneradores con la suficiente antelación para evitar su muerte.
El aparato en cuestión puede “ver” las aves que se aproximan a un molino cuando todavía están a unos 750 metros de distancia. Esto da un margen de más de un minuto de tiempo para frenar las palas de las 14 revoluciones por minuto habituales hasta 3 revoluciones, que se considera una velocidad sin riesgo.


Los expertos han elaborado en los últimos años censos sobre las mortandades en distintos parques eólicos de nuestro país. De ellos se extrae que cada molino provoca la muerte de 0,5 aves anuales, aunque algunos de ellos aumentan las cifras hasta seis, como es el caso del parque vasco de Elgea.
Antes de aprobar la ubicación de estas instalaciones, se realizan estudios previos de peligrosidad. Sin embargo, se está demostrando que no existe relación válida entre las previsiones y la mortandad real de las aves. En parques donde la peligrosidad era mínima, la muerte de las rapaces está siendo muy elevada y donde se preveía una gran mortandad, apenas ha habido bajas.
Con este método se pretende mejorar la capacidad de predicción de riesgos para evitar que aumenten las críticas hacia algunos parques eólicos. Porque los humanos somos así: todos queremos que se construyan cárceles, incineradoras o parques eólicos, pero nadie quiere que se construyan cerca de su casa.

Aun reconociendo que la energía eólica es la única energía alternativa lo suficientemente desarrollada para competir con las de origen fósil, aparte de algunos problemas medioambientales como los que hemos mencionado, también existen otros puntos débiles que hacen dudar de su eficacia.


En España hay instalados cerca de 14.000 Mw de potencia eólica, con un aumento anual superior al 25% durante los últimos cuatro años. Desde el año 2003, la potencia instalada ha aumentado en un 122%. Sin embargo, la aportación a la demanda energética total de España apenas ha aumentado en un 3%, pasando de 18% al 21,2%.
¿Por qué ocurre esto? A las características intrínsecas de la energía eólica (falta o exceso de viento), se une el fuerte aumento de la demanda de energía eléctrica en España durante estos años. Si la progresión continúa siendo la misma, ¿cuántos molinillos habría que instalar para cubrir toda la demanda? Llenaríamos todas las montañas y aún no habría suficiente. Todo esto sin mencionar el elevado coste (mediante subvenciones estatales, o sea, que pagamos entre todos) que tiene esta energía.


En el Reino Unido tienen un proyecto para quintuplicar la potencia eólica actual con el horizonte puesto en el año 2020 (cuestión que está suscitando fuertes críticas por el elevado coste en subvenciones que ocasionará a los habitantes de las islas) y sin embargo, también tienen un ambicioso proyecto para aumentar de forma considerable las ya numerosas instalaciones nucleares. Todo ello con el objetivo de no depender del exterior en materia energética.
Hay que potenciar las energías alternativas, pero sin dejar de lado la energía nuclear. Al final, se olvidarán de la demagogia y reconocerán la necesidad de este tipo de energía. Como siempre llegaremos tarde y hasta entonces, ¿cuánto nos habremos gastado importando energía, entre ellas la nuclear francesa?

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