Ángel R.P. es un hombre de 84 años de edad que tiene el “dudoso” honor de ostentar el título de “preso de mayor edad de España”.
En vísperas de la pasada Nochebuena ingresaba en la cárcel de Villena, en la provincia de Alicante, custodiado por la Guardia Civil. Su delito fue golpear con un martillo a otro agricultor de Sax (Alicante) con el que mantenía una vieja disputa por el acceso a una finca. Fue un arrebato propio del acaloramiento de la discusión, pero la víctima, que también superaba los 70 años de edad, quedó gravemente herida y poco tiempo después fallecía.
Tras agotar durante años todos los recursos legales a los que pudo acogerse y a pesar de carecer de antecedentes penales, finalmente el Tribunal Supremo de Madrid confirmó la condena impuesta por la Audiencia Provincial de Alicante y Ángel tuvo que ingresar en prisión.
Su entrada en la cárcel causó una honda sorpresa entre funcionarios y presos. Incluso en un primer momento pensaron que se trataba de una confusión.
Debido a su avanzada edad, se decidió trasladarlo al departamento de enfermería, donde hay pocos internos, que se caracteriza por ser un módulo más tranquilo, controlado y con menos restricciones que el resto de los pabellones. Su comportamiento es normal y parece haberse adaptado bien a la vida penitenciaria. El resto de presos le tienen un gran respeto y ya le denominan “el abuelo taleguero”.
No es el único caso; en el mismo centro conviven otros dos presos mayores de 70 años y en el resto de cárceles españolas son numerosos los “presos jubilados”.
No es el único caso; en el mismo centro conviven otros dos presos mayores de 70 años y en el resto de cárceles españolas son numerosos los “presos jubilados”.
Si Ángel cumpliera la totalidad de la pena impuesta, 11 años, saldría de la prisión con 95 años (no suele ocurrir puesto que los presos mayores obtienen rápidamente la libertad condicional).
No entro a valorar si la sentencia es o no justa. Se supone que después de pasar por varios tribunales, lo será. Lo que me resulta sumamente extraño es que un anciano de 84 años tenga que ingresar en una cárcel común.
Supongo que habrá opiniones encontradas en la sociedad. Por una parte estarán los que piensen que no importa la edad en que se cometa un delito para que recaiga sobre el infractor la pena estipulada por las leyes y, por la otra, quien opine que, a partir de cierta edad, los delitos deberían estar exentos, al menos, del ingreso en una prisión común.
Respeto ambas opiniones pero, personalmente, creo que es una barbaridad encarcelar a una persona de 84 años. A esa edad no se está en condiciones de sobrevivir dentro de esa jungla, por mucho respeto que le tengan el resto de presos.
Respeto ambas opiniones pero, personalmente, creo que es una barbaridad encarcelar a una persona de 84 años. A esa edad no se está en condiciones de sobrevivir dentro de esa jungla, por mucho respeto que le tengan el resto de presos.
Nos vanagloriamos de pertenecer a una sociedad que cuida de sus mayores. A partir de la edad de jubilación disponen de una serie de ventajas: medicamentos gratuitos, residencias subvencionadas, descuentos o gratuidad en los transportes y en otros servicios públicos, exenciones a la hora de pagar algunos impuestos, asociaciones culturales propias... medidas encaminadas a reconocer sus largos años de trabajo y su aportación al avance de la sociedad. Sin embargo, a la hora de pagar sus delitos son considerados como uno más.
Los delincuentes menores de 18 años no van a parar a la cárcel, tienen sus propios centros correccionales, ¿no se podría inventar algo para que los mayores de 65 años cumplieran sus penas? Existen muchas posibilidades, desde centros geriátricos tutelados hasta el arresto domiciliario vigilado por medios electrónicos.
En fin, un tema conflictivo con diferentes puntos de vista. ¿Cuál es su opinión?
En fin, un tema conflictivo con diferentes puntos de vista. ¿Cuál es su opinión?
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